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Procedimientos de cristalización Una aplicación, por demás famosa interesante, del calor producido en el arco voltaico, se está llevando a cabo con resultados aduirables: trátase de liquidar, lervir, volatilizar y hacer cristalizar por sublimación, conforme cristalizan la naftalina el ácido benzoico, todos los metales, calificados de refractorios que en cuanto fundirlos es punto menos que imposible. Así, no se cuentan en la categoría ni el hierro, que para el caso sería tan fusible como la cera respecto de la temperatura de ebullición del agua; ni el aluminio. ni el niquel, ni el cromo, ni la plata, pues trátase de hacer hervir el rodio, de cristalizar el hosmio y de hacer gases de oro, de platino y de iridio, al cabo, empleando el mismo agente que volatiliza el agua en las calderas: la diferencia sólo está en la cantidad de energía empleada, que el cambio de estado es idéntico en definiva.
Nada complicado el procedimiento, se practica en el más sencillo y elemental horno eléctrico de arco voltaico, dispuesto para calentar un crisol: sobre éste, y destinado a recoger los va pores que del metal fundido se desprenden, hay un tubo que está constantemente enfriado por medio de rápida corriente de agua, que en el interior y entre las paredes del mismo circula; tan poca cosa redúcese lo necesario en tan considerables experimentos. Empleáronse corrientes no superiores de 700 amperios en el caso del osmio, ni inferiores en 500 amperios para los otros metales de la familia del platino, operando de continuo 110 voltios y con 150 gramos de cada cuerpo, y es menester contar que el precio del gramo de paladio, que es el menos caro, llega 5, 30 francos y el del rutenio, que es el más caro, se eleva 17. 80 francos. Muy cerca de 10. 000 pesetas valen las primeras materias: osmio, rutenio, platino, paladio, iridio y rodio, que se han utilizado, y hay que añadir el valor de la electricidad y demás gastos; de modo que el ensayo resulta costoso y no es para pobres, sus consecuencias compensarán largamente los dispendios que ahora se hagan.
Sometidos cada uno de los metales nombrados al influjo de la corriente eléctrica de la manera que es dicha, y en las cantidades expresadas, al cabo de dos minutos, lo sumo, todos cambian de estado, tornándose líquidos, y, continuando solo hasta los cinco minutos las acciones de tan extremado calor, comienzan hervir con la mayor regularidad y su ebullición tranquila semeja la de la clásica y sabrosa olla española, que bien provista de excelentes viandas cuece en el hogar donde arde un mediano monte de leña; como de la olla que hierve salen abundantes vapores, así de los metales hirviendo despréndense gases densísimos, que se condensan en el tubo frío, y al recobrar el primitivo estado sólido, cristalizan, reuniéndose, las moléculas en singulares agrupaciones. De esta suerte, los metales tan refractarios al cambio de estado, de la familia del platino, se funden, hierven, se volatilizan, destilan y cristalizan por sublimación, lo mismo que el alcanfor el ácido oxálico, y bastan cinco minutos para recoger condensados y cristalizados 29 gramos de osmio, 10 de rutenio, 12 de platino, 9, 60 de paladio, de iridio 10, 20 de ródio. es particular que todos estos cuerpos fundidos son tan buenos disolventes del carbón como puede serlo el hierro, y cuando se solidifican despréndese de ellos en forma de grafito puro y cristalizado.
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