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Mujeres de Ibsen GINEVRA (Pato Silvestre 7884)
Para Páginas Ilustradas Hay una relación muy estrecha entre El Pato Silvestre de Ibsen publicado en 1884 y El Cuinte que Bjoersen hizo representar en 1883.
Podría decir que ambos dramas se complementan dándonos idea de todo lo que necesitamos para que la vida matrimonial sea sincera y dichosa.
El Guante nos hace notar que es preciso que el hombre llegue al altar tan puro como pura es su prometida.
Svava, al renunciar a su matrimonio por una razón que hará reir todas las personas que la consideren desde el punto de vista del egoísmo moderno, es una mujer nobilísima.
que distingue en lontananza muchos dolores que como Svanhilda en La Comedia del Amor sabe sacrificar una época de dicha para 110 encontrarse, más tarde. luchando con las tristezas de la vida.
Ejemplo verdaderamente raro, puesto que las mujeres de hoy, sólo piensan en el matrimonio, como el único medio de salvarse de las tiranías con que la sociedad intolerante, alioga la juventud de muchas señoritas.
El Palo Silesh e nos dice que es preciso que la mujer sea sincera con su novio, debe liablarle con la confianza con que se la bla un confidente: talvez la confesión al futuro esposo sea de más valor práctico, que la rutinaria costumbre que precede la ceremonia del matrimonio.
Hialmar y Ginevra, son esposos desde hace quince años, de su unión dichosa tienen un fruto encantador, una niña, Hedvige. cuya belleza ha sido disminuida por una enfermedad en los ojos.
En quince años no ha aparecido una nube precursora de tempestades que pudieran amenazar la paz de aquellos dos esposos que se aman como se amaban en los tiempos nunca olvidados del noviazgo.
Pero, después de quince años de dicha, llega la desventura cabalgando en las frases mezquinas de un cualquiera que descubre Hialmar el pasado de su esposa: su querida Ginevra ha sido la amante de Werhé. aquellos dos seres en cuyas miradas seleía el agradecimiento del uno hacia el otro, por la dicha inmensa de que han disfrutado: ahora se ven con desconfianza sintiendo un miedo reciproco que no saben ocultar.
El la pregunta con voz temblorosa. Cómo pudiste ocultarme eso? Debías ha bérmelo confesado inmediatamente después de conocer mis intenciones. Por lo menos así hubiera sabido con quien me casaba.
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