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Me habrías llevado al altar si te lo hubiera dicho? interrumpe ella con esperanza.
Cómo puedes suponerte semejante cosa? al oirlo, ella le responde que ese fué el motivo por el cual no se atrevió decirle la verdad. te quería mucho y no podía, de tal manera, hacer mi propia desgracia. Después de su conversación ambos se comprenden y desde entonces Ginevra se dedica a hacer la felicidad de Hialmar; expiar las faltas del pasado, ayudando a su compañero en las luchas diarias del presente.
Hjalmar, al ver la tranquilidad y el orden que reinan en su casa, siente que a su espíritu retorna la calma, se considera dichoso al lado de aquella mujer adorada.
Muchas son las mujeres que como Ginevra, ocultan una falta de su juventud, por temor de permanecer solteras; prefieren mentir quienes les dedican su amor, antes que seguir la jornada de la existencia sin un hombre fuerte que les sirva de apoyo y sin unos ojos amorosos que sepan distinguir allá, lo lejos, la ciudad fantástica que ha de ser el nido de su cariño y de su felicidad. Ante esa perspectiva. callan todo, y aun cuando sepan que en su nuevo hogar, reinará siempre un ambiente de mentira y en donde tal vez vivirán martirizadas continuamente, por las angustias del arrepentimiento.
Así como al lado de Alina, Ibsen coloca Hilda, así, junto Ginevra, nos presenta la señora Soerby, quien, antes de casarse por segunda vez, cuenta su futuro marido los sucesos del pasado, para que el conozca lasta en los más pequeños detalles, lo que la murmuración, más tarde, vendrá decirle en secreto.
La señora Soerby es tan noble como Svava. Si la segunda pide a su marido la pureza que él desea en ella, la primera exige, al mismo tiempo que concede, las explicaciones minuciosas de un pasado que todos creen olvidado y que luego ha de levantarse para venir interrumpir los sueños de felicidad que son el tesoro de muchos hogares.
En la ruta polvorienta que través del desierto de la indiferencia moderna. nos lleva a las regiones de un bienestar social completo, talvez encontraremos pronto la tienda de la señora Soerby en la cual al mismo tiempo que reposo, se nos dará ánimo para que, al amanecer del día siguiente, continuemos hacia el palacio encantado de Svava.
JOSÈ FABIO GARNIER Crepúsculo Si de la tarde con la luz incierta Allá en mi cuarto Blitario leo, De improviso en mi mente se despierta De tu amor y tu imagen el deseo.
cons abura.
Alla ve ante despejanvidiado los nevados De mi ciudad natal desde la altura, En mañanas de luz os he mirado por espacio largo he contemplado Vuestra serenidad vaestra Al ver vuestro cimborrio, que fulgura When en el horizonte Con todo el corazón os he En medio de mi ardor y mi tortura: vuestra eterna, inmaculada nieve No ha llegado jamás el dardo aleve: Quién, cual vosotros, fuera de Que por cima del mundo de los vivos Siempre impasibles os erguís y altivos Hacia el tranquilo azul del infinito!
1616 en la penumbrat tu mirada veo, Que de la tarde con la luz incierta Aquella blanca página que leo Observa con afán desde la puerta. al terminarse mi delirio, creo Que te aproximas con la mano abierta me quitas el libro donde leo Ya de la tarde con la luz incierta.
granito
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