Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
tección y vigilancia el señor don Juan Rafael Mora, el futuro Presidente de la República, que era tío suyo y que lo educó y lo formó. Hizo su aprendizaje de segunda enseñanza en el colegio que por aquel entonces dirigía en Heredia el Padre Paúl, sacerdote de ilustración y muy estimado por sus virtudes. El señor Argüello Mora, digámoslo de una vez, nos ha dejado noticias referentes ese instituto en un artículo, lleno a la vez de gracia y donaire, que lleva por mote El Colegio del Padre Paúl. Terminó sus estudios en la Universidad de Santo Tomás, que en 1853 le confirió el diploma de bachiller, ganado en lucido examen.
En el mismo año se trasladó Guatemala y allí siguió con brillo la carrera del Derecho; se recibió de abogado en 1857 y, seguidamente, regresó Costa Rica, en donde la sazón gobernaba como presidente constitucional su tío y protector. El señor Argüello Mora no era ya solamente un mozo de inteligencia pronta y perspicua. era también un hombre preparado por sus estudios para servir con provecho la patria, y así lo reconoció sin sombra de duda el Gobierno de la República al contarle, recién llegado aún, el honroso cargo de Juez.
Pero el señor Argüello Mora, temperamento nervioso y activo, no era hombre para vivir en esa especie de ensimismamiento hierático que la adusta Ley impone sin piedad a los agentes de la Justicia. Abandonó, por consiguiente, el reposo infecundo en que, mal de su grado, vegetaba, y se metió sin vacilar y de lleno por los andurriales de la política. Su influencia en el Gobierno de don Juan Rafael Mora llegó ser grande y abarcar varias esferas de la administración pública; pero no fué ese el valimiento de un favorito, sino la preponderancia y el auge que se otorgan al saber, al juicio claro, la buena intención. Nosotros conocimos y tratamos de cerca don Manuel Argüello Mora y admiramos siempre, en nuestros paliques con él, la sagacidad y con que juzgaba y apreciaba las cuestiones políticas: tenemos, consiguiente: mente, por cosa natural la influencia extraordinaria que inteligencia de tamaños alcances vino ejercer en el gobierno de aquel entonces.
En 1858, concluída la guerra de Walker, el Presidente Mora hizo un viaje a Nicaragua para trabajar con el Presidente Martínez en el alto propósito de contratar con un ingeniero francés, Mr. Belly, bajo los auspicios de Napoleón III, la apertura de un canal por nuestro istmo; este viaje se repitió con igual fin un año después; el señor Argüello Mora acompañó en ainbos al Presidente, y no fué poco lo que, con su dón de gentes y su habilidad diplomática, alcanzó influir para que esa idea grandiosa entrase por las vías de lo hacedero.
El 14 de agosto de 1859 fué derrocado por fuerza de armas el Gobierno de don Juan Rafael Mora, y su sobrino, consecuente con él en todos los trances de la vida, lo siguió esta vez al Calvario con la misma fidelidad con que, en mejores tiempos, subió en pos suya al Tabor Entonces comenzó para el señor Argüello Mora la larga odisea del desterrado. Encaminose con el expresidente Nicaragua, de donde se trasladó Nueva York; aquí se separó de su deudo y amigo y se dirigió solo y por primera vez la vieja Europa. Visitó Inglaterra, Francia y Alemania, y es fácil suponer todo lo que se ilustraría en estas expediciones un espíritu tan amplio y tan ansioso de saber como el suyo.
Hallábase aún entregado esta correría provechosa cuando fué llamado por el expresidente, que en El Salvador residía, para realizar con su 1626
Este documento no posee notas.