Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
I LA SEMANA Setenta y ocho años gastó el Doctor del calcanar Sancho Panza el bahuno don Rafael Machado Jáuregui en hacer para hacernos volver al lodo sobre el cual su jornada mundial por el terruño en que nos levanta en vilo la imaginación volanvivimos. Nació en Guatemala; vino dera; solo que algunos toman pecho el este pais bastante joven todavía; pero no dar forma a la visión de sus mientes; al llegó, fe, como esos inmigrantes anóni. paso que otros nos contentamos con sen.
mos que aportar por los países nuevos tir en silencio la poesía interna que traza con las manos en la cabeza: el Doctor ante nuestros ojos en éxtasis los cuadros Machado traía con igo un caudal de lu inefables de la ilusión. El Doctor Machaces suficiente para presentarse con auto do tenía que ser de estos soñadores silenridad y con brillo en el certamen de cul. ciosos y retraidos: la delicadeza de su tura por Costa Rica todas las inteligen alma, la vivacidad de su fantasía, el amor cias abierto. así para otorgar el laurel de lo bello, lo transportaban seguramenlos victoriosos como para esclarecer más te la ciudad fantasmagórica en donde y más el ambiente que nos circunda con la inteligencia teje todas sus concepcioel fulgor inapagable de las ideas. Tam. nes con el tul misterioso de la poesía. poco se presentaba el Doctor Machado ¡Qué hermoso habría sido contemplar a este pueblo como un simple desconoci de cerca el mundo de ensueños en que do: su nombre habia venido ntes que él vivía encerrado el viejo poeta, como un hacia nosotros en las ráfagas de poesia rey que rompió voluntariamente su cetro, con que la inspiración juvenil suele hacer pero que conserva todos sus tesoros y tovibrar lan ondas atmosféricas en estas da su majestad de ricohome! Esas cuaprosaicas latitudes del nuevo mundo. lidades íntimas se transparentaban tamPorque el Doctor Machado era un poeta. bién en su trato social: el Doctor MachaSu inspiración, que no tenía las alas po do fué siempre un hombre cuya cultura derosas del condor para volar por las al impecable tenía el sello de lo aristocráturas, recorría la selva intrincada derra tico: estando con él, nos sentiamos en mando en ella el canto apacible que con presencia de un gran señor que había trasta dulcemente con el rugir de los leo venido menos Tal era el tipo intelecnes; porque en la selva de la poesía, tual y moral del hombre notable que se como en el paraíso de Adán, hay de todo. extinguió con la lentitud y la suavidad El Doctor Machado reunió en un volu de un crepúsculo, es decir, dulce y bellamen, de que existen pocos ejemplares, mente. Al morir, al pasar de su casa las rimas de su musa joven; pero hacía la necrópolis, ese anciano lo que hizo fué ya mucho tiempo, mucho, que el poeta cambiar una soledad por otra: tal era el había dejado de cantar. Ese silencio aislamiento cuasi augusto en que vivía.
triste no es un fenómeno en el ambiente la soledad de la tumba, con todo, lo literario de Costa Rica: con Pío Víquez seguirán también nuestro respeto y nuespasó lo mismo: su voz inspirada y brio tro cariño.
sa estuvo resonando mientras recorrió un trecho de la primavera que la juventude hace florecer a nuestro paso; pero de repente dejó también de cantar. Más de Para la crónica de esta semana sólo una vez hemos meditado sobre ese fenó. hay líneas oscuras en nuestra paleta; la meno: jes que la inspiración por ventura muerte proyecta su sombra fúnebre so se agota? No lo creemos: si precisamen bre el diorama multicolor que hace te allí, en los corazones que aman y su desfilar nuestros ojos la sociedad jofren, es er donde abre cauce más hon. sefina. Nos hemos detenido un instando el sagrado raudal de Helicona. Es te ante la tumba del Doctor Machado y que el medio ambiente corroe y desgasta hemos colocado reverentemente sobre ella el oro de la poesía. Quién sabe! Pero si una flor de pensamiento, humilde y sin el Doctor Machado dejó de hacer versos, olor, iqué remedio. como todas las flores nunca, sin embargo, dejó de sentir la que nacen y crecen en nuestro pobre jarpoesía. Todos los hombres somos poetas din; al fin y al cabo, nosotros no tenemos por el arte de don Quijote, así nos tire ctro gaje con que honrar la memoria del
Este documento no posee notas.