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SEÑORES: Doctor Mariano Padilla No es posible! Ni la palabra, ni la pluma más fácil, aunque discurriera como las aguas por su natural cauce, son capaces de manifestar el sentimiento, en lo hondo de su queja, producido por la desaparición eterna de un personaje de la talla del DOCTOR DON MARIANO PADILLA MATUTE.
De preclara estirpe de Guatemala, por el saber y la virtud, el doctor Padi.
lla cual flor desprendida de perfumado rosal vino nosotros derramar los tesoros de su ciencia y de su consejo, rocío purísimo que nunca hubo de enturbiarse, siempre sincero, y tierno como la mirada del ángel tutelar al extender sus alas, de diáfana esplendidez, sobre las cabezas de sus protegidos.
Al caer su cuerpo en la fosa, un sollozo universal ha repercutido en Alajuela; pero ese llanto, deshecho en lágrimas que parece no se secarán jamás, forma la columna capital del templo de la gloria, cuyos umbrales acaba de traspasar aquel espíritu eminentemente caritativo. Es verdad que ha cesado entre nosotros un gran bien, habiendo sido el doctor Padilla en Alajuela fuente de vida, para el alma y para el cuerpo, por más de cuarenta años; mas eso mismo, que es un monumento perpetuo, debe atraer la resignación, ese gran lenitivo al dolor, ya que tal bien continúa ejerciendo su in fluencia en el mundo moral, por lo que al ejemplo atane, ejemplo que es una enseñanza eficazmente saludable para nuestros descendientes.
Acaso no haya hoy un sólo hogar en Alajuela que no aparezca enlutado; no precisamente con la tela negra simbolo del dolor y la tristeza, si no por el abatimiento de sus miembros el padre, la madre, los hijos al sentir en su corazón la enormidad de ese quebranto, porque es lo cierto que el doctor Padilla fué aquí, en nuestra sociedad y en los campos, el padre más desinteresado y amoroso, de tal manera que casi no hay familia en cuyo seno no haya dejado un recuerdo que obligue la gratitud.
Su acción incansable, pues, encaminada al bien de la humanidad, la curación, al alivio al menos, de los males que de continuo aquejan al hombre, en lo espiritual y material, hubo de sindicarlo, con estricta justicia, como el tipo perfecto de la caridad en su más genuina significación.
Resaltaba su cultura con el brillo de las estrellas en el firmamento, no sólo por su ciencia, sino por su educación asaz exquisita. Cómo sabía disimular las flaquezas del prójimo ese amigo encantador! Caballero, el más cumplido insinuante, como nos cautivaba con su trato y su conversación!
Caballero de ilustre abolengo, bien se hacía en confiarle, las veces, hasta la salvaguardia de un hogar, de una familia, que su corrección, de cortesía 1655
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