Guardar

Ya ve, señora Firmin, no hay más que hablar. Estoy bien atendida.
Ni siquiera la inquietud de un deseo por satisfacer. después de un profundo suspiro, la señorita Magdalena, tomando familiarmente por el brazo a la buena señora Firmin, pasó a la sala comer.
Poco tiempo más tarde, la señorita Dormont, como lo había prometido, hizo la dicha de sus dos amigos y ocultó tan bien su pena, que Jacobo y Germana mantuvieron la creencia de que la había disipado Un año después la señorita Dormont murió repentinamente, sin que persona alguna sospechase que pudiese estar enferma.
Una afección cardíaca. había dicho el médico, llamado demasiado tarde. La señorita Dormont tenia bueno el corazón, pero el órgano enfermo.
Fue ésta la oración fúnebre y exacta, de tan grande alma, de la huérfana millonaria, casi fea, y un tanto jorobada.
THEO, SMETS Rebeldias Para Páginas redes Oh, hado inexorable! En mi camino te encuentro siempre amenazante y fiero; cumpliéndose tu ley tierra vino la dicha toda de mi amor primero.
Eres tenaz!
Tus rudas sacudid. is, de indómito corcel, fué un cataclismo que me arrojó, sangrando mis heridas, al fondo tenebroso de un abismo.
Cual marino viril que no desmaya ante la furia de las negras olas, iré bregando hasta ginar la playa donde la Muerte nos espera a solas.
No me arredro, Destino, entre tus nudos, tus intentos de fiera son prolijos; lucharé con tus áspides sañudos como Laoconte por salvar sus hijos. todos tus reveses, mi desprecio, yo no quiero, jamás, que te complazcas; iré cual nauta valeroso y recio cantando mi altivez en tus borrascas!
LISÍMACO CHAVARRÍA 1665

    Notas

    Este documento no posee notas.