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Carta sensacional (De El Mundo Latino. Mi querido Romeo Lo que voy a decirle para que se sirva publicarlo. va producir un efecto tremendo. El que ocultó al anarquista la noche del 31 de mayo, fuí yo. Por qué. Cómo? las cuatro próximamente de aquel día estaba yo en la Redacción, cuando entró un joven y me dijo. Es usted el señor Nakens. Sí. Me da usted palabra de callar lo que voy a decirle. Hable usted. Acabo de tirar una bomba al Rey en la calle Mayor. Creo que no le dado; pero hay desgracias. He leído lo que usted escribió sobre Angiolillo. Me delatará usted?
Antes de contestarle, entró un conocido de esos que nunca se acuerda uno como se llaman, diciendo. Don José, han tirado una bomba en la calle Mayor. No lo sabe usted. Me lo estaba diciendo el señor.
Creo que hay muchas víctimas: pero al Rey no le ha tocado.
En esto entra Moyrón y me dice. Acabo de llevar Isabel (mi hija) su casa, muy emocionada y con un ataque nervioso. Estaba en casa de Jenaro Millan, donde también se hallaba mi mujer, y se asustó mucho al oir una bomba que han tirado al Rey y más al ver pasar una camilla. Mientras él daba detalles llevé otra inabitación al anarquista y le dije. Estése usted aquí hasta que yo vuelva. Despedí a los chicos de la imprenta, salí con los visitantes, corrí mi casa, ví mi hija, y la hora y media que la dejé algo sosegada volvía a imprenta. Cómo ha llegado usted hasta aquí. je pregunté al anarquista. Preguntando a los que me encontraba.
Comprendí que podían llegar prenderle de un momento otro y le dije. Sígame usted. subiendo por la calle del Divino Pastor, tomamos el tranvía, en la de Fuencarral y llegamos los Cuatro Caminos.
Al pasar frente al merendero de Canuto, me vieron unos correligionarios y me invitaron tomar un vaso de cerveza; poco a poco se acercaron otros, y estuvimos allí una hora y pico.
Tomamos después el tren de la ciudad Lineal, anduvimos por ella y, ya obscurecido, volvimos tomar el tren y seguimos hasta el puente de las Ventas, donde fuí buscar un amigo, y le dije. El señor es un periodista perseguido que teme que den con él al buscar esta noche ese de la bomba. Quiere usted tenerlo aquí hasta mañana. Lo que usted me mande, don José. Sí, mañana buscaré donde ir: lo que temo es esta noche dijo el anarquista.
Me marché, y al día siguiente supe que a eso de las nueve y media las diez se liabía ido 1680
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