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Notas europeas Solicitados por nuestro Director amigo, para colaborar en Páginas Ilustradas con estas Novas europeas, procuraremos, como nos sea posible, llenar el cometido. No es fácil en el reducido espacio que se nos señala, hacer reseña completa de lo que por campos y vados se pasa en el viejo mundo, no menos turbulento que el joven, a pesar de la sagacidad que parece dan los años. Sin embargo, como no son los viejos verdes los de corazón más triste, de ahí que nosotros tendremos cierta indulgencia con nuestro vetusto abuelo, dejando de lado las apreciaciones políticas y religiosas para consagrarnos otros asuntos que pueden interesará los lectores de esta revista.
Por hoy nuestras notas no podrán referirse sino tres de los genios que por una otra razón merecen que cada paso recordemos.
Nos referimos Alejandro Dumas, hijo, H. Ibsen y a León Tolstoi. Del Norte del Mediodía, sajones latinos, nosotros no creemos en el predominio de esta de aquella raza. Trabajo, energia inteligencia son las palancas del triunfo, y esas condiciones, hasta ahora, que sepamos, no constituyen especial herencia. La misma aureola de gloria resplandece al recuerdo de Byron y Shakespeare que al de Cervantes, Corneille, Voltaire, Dante Camoens, que al igual han cantado las bellezas de la naturaleza, criticado las pasiones humanas, reído del sinnúmero de bellacos algo más que verdaderos antropoides, pero mucho menos que lo que en su fatuidad de reyes de la creación se han imaginado ser.
Es la crítica de muchas de las absurdas intransigencias de las sociedades en general que consagró su teatro Alejandro Dumas, hijo; el hijo natural que encontró en el pensionado donde se educaba, caricaturas de hombres, mofándose de la situación anormal de su nacimiento, criticándole, 1684

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