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El nido de las aves mo.
La prosa de la vida necesita sus horas de descanso, dijimos al comenzar la publicación de estos artículos. La época de los amores en el mundo de las aves representa la poesía viva de la naturaleza, y si ella se contempla sobre la cumbre de nuestras montañas, los atractivos propios de la biologia debe agregarse un ambiente puro y fresco, donde los colibríes se mueven, revolotean y cantan con verdadero dominio sobre un bosque de robles corpulentos, helechos caprichosos, rocas eruptivas, cenizas volcánicas, arrayanes encantadores y aguas cristalinas. Todo ese conjunto maravilloso nos hace olvidar las miserias de los hombres, el apiñamiento de nuestras casas, las hostilidades de los criminales, nuestras estrecheces y convencionalismos en la eterna lucha por la vida. Por eso nos encaminamos de vez en cuando a los bosques, porque allí se contempla la vida real, la vida libre, la vida equilibrada, el aire puro y regenerador de nuestro organisEl que nunca ha salido de los estrechos muros del gabinete de estudio o de las monótonas paredes de un taller, jamás podrá apreciar los encantos de la naturaleza, donde la libertad se vive, sin las trabas que nuestra caprichosa organización social nos impone.
No existe en la vida libre de los seres alados, la fatiga del trabajo exagerado, el canNido del colibri sancio y malestar de la holgazanería, la modorra compañera del vicio, ni las atenciones falsas del refinamiento; cada cual se mueve a su gusto, come lo que le place vive donde mejor le conviene. Sus habitaciones las fabrica en llugar espacioso, al aire libre de microbios malsanos; deja su lecho abrigado cuando el sol le ofrece su luz y calor vivificantes, y pasa la noche tranquilo sin preocuparse por las fatigas venideras, ni desvelarse pensando en la manera de atesorar joyas, riquezas y comodidades, por que está conforme con su apariencia individual, la naturaleza le da todo lo que necesita para vivir, y con poco esfuerzo se fabrica un hogar para sus tiernos hijos, que es su mejor y única aspiración. Al aire libre, no hay enfermedades contagiosas, ni dolencias adquiridas por desarreglos voluntarios como pasa entre los hombres; fas aves gozan de salud, cantan, se agitan y en la obres del Irazu 1693

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