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Ante todo, no dejarse arrastrar nunca por la pereza, por la ociosidad; no holgar en el lecho quedarse muchas horas recostada en un si11ón muy cómodo. Conviene también levantarse temprano y andar. Diana de Poitiers, que ha quedado mucho tiempo como modelo de una belleza escultural, para sostener su hermosura, caminaba todos los días varias horas. Pero en eso hay también dos modos de andar. Si queréis sencillamente pasearos, andad con lentitud, charlando, deteniéndose de vez en cuando Pero si es para enflaquecer, para hacer un ejercicio vivificante y regenerador, hay que andar buen paso, sin interrumpirse una hora seguida, sin temor, en verano, la traspiración, lo cual será lo mejor para el objeto que se propone.
Un gran defecto, de que debe corregirse, si no se quiere engordar, es la gula. Hay que renunciar los platos suculentos, los vinos finos, comer poco, sobre todo en las comidas de noche. Un médico, profesor de la Facultad de Medicina, me decía hace poco, que nada era más fácil que enflaquecer sin alterar por eso la salud. Basta, según parece, privarse absolutamente de todo lo azucarado.
Como es de suponer, debe suprimirse el azúcar en el té, el café, etc.
y no comer ninguna fruta azucarada, como la uva, la manzana, el durazno y ni siquiera probar vinos de postre, marsala, jerez, si son azucarados.
Si por casualidad no podéis habituaros no poner azúcar en el té el café, lo que, sin embargo, no requiere en general sino algunos días, os recomiendo unas pastillas minúsculas denominadas sarcina, preferibles a la sacarina, Se encuentran en las farmacias inglesas y estoy segura de que cualquier farmaceutico de vuestro país podrá introducirlas de Inglaterra, porque comienzan a ser muy conocidas. La mitad de una de estas pastillas basta para endulzar una taza de té al menos para dar la ilusión del azúcar. Este régimen es muy sencillo como véis, y suprime toda droga que podría perjudicar la salud.
El ejercicio, aunque sea algo exagerado, es uno de los grandes remedios preconizados para llevar el cuerpo a justas proporciones; pero.
desgraciadamente, pa ra ciertas personas este medio aumenta el apetito y recuperan al momento en la mesa lo que han perdido al caminar.
Otro buen medio dicen que es el régimen seco. Es decir, suprimir en lo posible las bebidas, sobre todo al comer. Es bastante penoso, sobre todo en verano, 110 beber nada durante la comida: pero también es una costumbre fácil de adquirir y que es, según se dice, excelente para el estómago.
Pero no conviene caer en una exageración contraria. Los riñones para funcionar bien, necesitan líquidos y sería muy peligroso dejar de beber completamente. Se permite, pues, beber dos horas después de la comida, o una bebida caliente, sea dos o tres vasos intervalos, de agua pura. Por la noche, la bebida mejor y la más eficaz es una limonada con la menor cantidad posible de azúcar. El limón es excelente para el estómago y desengrasa los alimentos durante la digestión.
Los alimentos que ejercen una gran influencia en la producción de grasa, son los que abundan en féculos: como las patatas, la avena, el centeno, la tapioca, el arroz, etc.
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