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Revista de Revistas primera vista parece que adulterar un sello de correo, estampilla como aquí decimos, después de usada, no tuviera importancia alguna. Sin embargo es una industria muy lucrativa según se desprende de Eco Postal, publicación interesantísima que ve la luz en Valencia.
Este atentado, llamémoslo así, va contra los coleccionistas de sellos que pagan veces, cantidades fuertísimas por un solo sello antiguo y raro.
Recomiendo pues los aficionados lectores que se suscriban esa publicación para que puedan defenderse de esos timadores de nuevo género, y reproduzco un párrafo que se roza con nuestro país para que el Gobierno, si bien lo tiene, tome las medidas que juzgile necesarias. Dice así. Recordarán nuestros lectores que el sello carmín y negro de 20 céntimos de Costa Rica, emisión de 1901, fué sobrecargado en agosto del año pasado, con la palabra Un céntimo y que en este estado sólo servía para el servicio interior de dicha República. por cuyo motivo es bastante apreciado.
Esto ha tentado la codicia de los falsificadores y se ven con frecuencia sobrecargas falsas, con las que hay que tener mucho cuidado.
En ellas, las letras citadas miden de 24 25 mm. de longitud, mientras que las auténticas sólo tienen 21.
Dicha sobrecarga debe estar siempre a unos cuatro milímetros del borde superior del grabado.
Del periódico mensual Jalisco Filatélico tomamos lo siguiente que es de interés universal mundial, como diría el Emperador Guiller«El cromato de plomo contenido en el papel amarillo de 25 estampillas actuales de Inglaterra de 3 es suficiente para producir la muerte en un adulto. Algunos periódicos de Londres han aconsejado la Dirección de Correos inglesa que cambie el papel en referencia por otro que no sea dañoso. Un médico alemán ha dicho recientemente que las estampillas ofre cen las enfermedades contagiosas un medio fácil para su propagación. mo IT: En Bolivia se preocupa grandemente el Gobierno por educar la población indígena. Grave es el problema y magna la responsabilidad de las sociedades actuales que no procuran sacar de la ignorancia los aborígenes de la América. El Boletín de Instrucción de Aracucho inserta en sus columnas el decreto por el cual recompensa pecuniariamente las personas que ha san establecido escuelas de primeras letras en los centros poblados por indígenas. No podría hacerse algo analógo entre nosotros en beneficio de las pocas tribus indígenas que nos restan y que están amenazadas de exterminio por su ignorancia? Sería una obra más meritoria que la erección del Teatro Nacional, por ejemplo.
Ignoraba que en Bogotá se editara una revista tan importante como la que lleva el sugestivo nombre de Helia. Es una verdadera joya 1704

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