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las velas? La juventud no se repite: lo que hoy sería su placer inmenso.
inañana en la tarde de sus días podrá ser amargo dolor.
Hay complacencia y orgullo en fundar un hogar. Es una victoria formar una familia fuerte, honrada, digna, que sea parte importante de nuestra sociedad y la corona de flores de nuestra vejez. Es una dicha grandiosa poder inspirar un amor, desnudo de miserias y profundo y misterioso como la muerte; modelar un corazón y recrearse en él; darle la mano y levantarlo, acariciarlo a todas lioras inspirarle la par que ideas grandes, desprecio por lo miserable: ser uno señor de él en cierto modo, su esclavo y su igual; tener un pensamiento ajeno, siempre fijo en uno; un juez que por intuición comprende que no erramos porque queremos, y encuentra siempre y comprende los móviles secretos y nobles que mueven nuestra voluntad, y cualquiera que sea el efecto de nuestras acciones nos da la razón Sí, amigo, Ud. le falta una ella que sepa sustituir su vida nómade por otra estable, y que lo rodee de flores, perfumes, sonrisas y sobre todo de amor, mucho amor. GONZALEZ RUCAVADO Agosto 1906.
Párrafos Cuando no hay nada debajo de la te tilla izquierda, no es posible, tampoco, que haya nada completo en la cabeza. El verdadera ingenio, es un gran corazón, Hijo, hermano, padre, amante, amigo. Hay sitio para todas las afecciones en el corazón como para todas las estrellas en en el cielo Hay una cosa que no debe querer hacerse ni causarse; es disgusto, pena, do.
lor.
Ni riáis jamás de los que padecen; padeced algunas veces por los que rien.
Se dice: Es un anciano; se ha apagado. parece natural que se haya marchado.
Preguntad a sus hijos si es sencillo y natural. Aquellos años, que parecen los indiferentes como una especie de circunstancia atenuante para la muerte, produce en los que aman afecto contrario. La larga posesión les crea casi un derecho; y la vida no tiene ya para nosotros su aspecto verdadero cuando pierde esos seres que fueron siempre luz nuestros ojos.
Cada vez que en el fondo de la conciencia se siente el derecho de per lonar, es que se tiene el deber de hacerlo.
Conozco algo más hermoso quizá que la inecencia: la indulgencia. Acaso, yo que hablo, no soy el primero que necesita indulgencia? Tulas las fal.
tas que el amor puede hacer cometer, excepto las faltas deshonrosas, las he come tido.
Se ama con toda la grandeza del corazón.
El amor es un inmenso egoismo, capaz de todos los desintereses y de todas las generosidades. Oh, ángel mio! con tal de que lo tengas todo, me contento con el resto.
Dicen que amar, es la ceguera del corazón; yo digo que el nu amar, es la verdadera ceguera.
Cosa extraña, después de diez y ocho siglos de progreso, se proclama la libertad del espíritu, de la inteligencia y no la del corazón.
1727

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