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dad, para más no volver, las estrellas polares de nuestro cielo, los que llevaron vida austera, provechosa para el prójimo, antes que para sí.
La juventud siempre lo rodeó en demanda de su palabra sana, de su consejo oportuno, de su amonestación siempre sincera y sabia: y se sentia feliz si lograba llevar su contingente de socorro material o de luz quien en uno otra mostraba flaqueza.
Contaba 57 años al separarse del mundo de los vivientes. Felices los que como don Juan de Dios Céspedes traspasan los umbrales de la vida y entran en la mansión de lo ignoto dejando tras de su paso una vía láctea cuajada de estrellas, una zona de luz, un haz de radiante brillo que no apagaran ni el tiempo ni el olvido!
HAROLDO DE PLANTAMAR San José, de agosto de 1906.
Instantánea Señorita Graciela Castro Mata Graciela es igual que gracia, resume y siguifica Belleza y aristocracia, Dos cosas de Costa Rica Tu mirada el gozo enciende, Pues en la intensa negrura De tus ojos, como un duende Habita la travesura.
Vino tu boca hechicer este risueño país Dentro de una bombonera Importada de Paris.
Bot. Pynter Dos juguetes son tus manos tus pies dos chucherias, Como dijes venecianos Olindas japonerias.
Tu charla en que cautivas Reparte halagos y agujas, tus frases son festivas alegres como burbujas.
No existe en ninguna tela Más hermoso seralin, eclipsas la Graciela Pintada por Lamartine. tu risa es un gorjeo, Un compás de serenata, dulce y loco volteo De una esquilita de plata.
EFRÉN REBOLLEDO Guatemala, wayo de 1906 1731
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