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Francisco Morazán Nació en Tegucigalpa en 1794 y murió en San José de Costa Rica el 15 de septiembre de 1842, a la edad de 48 años.
Fué hijo legítimo de don Eusebio Morazán y de doña Guadalupe de Quezada.
Don Eusebio Mora zán, su padre, era hijo de un señor Morazán, originario de Córcegat, que casó con una señora de San Salvador. Morazán.
Napoleón. he aquí dos hombres procedentes de una misma patria.
El General Morazán era blanco, ligeramente sonrosado, de un cuerpo delgado, alto y recto; el conjunto de facciones constituía una fisonomía tan perfectamente delineada que, viéndola una vez, nu se podía olvidar, recordando siempre mucho del tipo griego.
Su semblante era sereno, agradable y simpático: a su presencia era imposible la enemistad; sus más encarnizados adversarios se rendían al irresistible prestigio que infundía el atractivo de su expresión Su continente, sus modales, sus movimientos. su palabra y la modulación de su acento eran propios de un caballero de la más esmerada y fina educación: jamás se le escapaba una palabra vulgar, ni aun una mirada humillante y desdeñosa. Si alguien, poniendo en duda mis asertos y apreciaciones, me preguntara artificiosamente. dónde fué educado el General Mora zán, en qué colegio quién fué su director particular? yo contestaría que lo ignoro; pero que sí debemos convenir en que hay personas dotadas de cierta disposición natural que las hace aparecer, muy cultas y distinguidas. y es lo que algunos educacionistas han llamado «Dón de gentes. Hombre de costumbres muy arregladas; gustaba poco de diversiones, nada que rebajase su dignidad personal; nada que diera derecho a la censura ni la mordacidad, ni aun la calumnia de sus enemigos.
Caballero de sociedad, gustaba mucho del trato de personas distinguidas, aun cuando entre ellos contase algunos enemigos políticos: tenía afición las tertulias graves y decentes sin hacer sentir jamás la superioridad del puesto que ocupaba ni dar lugar a la llaneza.
Personaje severamente pundonoroso y probo. jamás abusó del poder en provecho propio; el exterior de su familia, su casa, su ajuar, su vestido, todo llevó el sello de la modesta decencia. Su vestido oficial para asistir al despacho, era de frac y pantalón negros, chaleco y corbatín blancos negros: guantes de cabritilla de gamusa, zapato bajo con lebilla y sombrero alto y negro. Su vestido de paseo, en los últimos tiempos que estuvo entre nosotros, era ordinariamente levita de paño de verano azul color de botella, pantalón blanco y gorra alta de nutria con vicera: esta gorra era de una figura especial en él, por lo que pudiera ser considerada como histórica, de la misma manera que el sombrero de Napoleón En su asistencia al Despacho, en sus paseos, raras veces se hacía acompañar de un amigo y jamás se hizo acompañar de edecanes y ayudantes, no ser en campaña.
Su casa nunca tuvo guardia, ni en la servidumbre de ella se vieron oficiales ni soldados.
Cuando pasaba por los Cuerpos de guardia, excusaba los honores militares.
Durante los últimos cinco años que estuvo en San Salvador, solamente el día de su cumpleaños, en 1838, recuerdo haberlo visto en traje militar.
JOSÉ MARÍA CACERES 1771
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