Pero fuera porque tuviéramos distintas tendencias, por la ambición de algunos pocos, no tardó en desmembrarse la familia y cada hijo de la madre común formó casa aparte y vivió distinta vida, veces, sin acordarse de que a su lado estaban sus hermanos.
Más tarde vinieron las diferencias creadas por la división de la heredad las unas veces, por intrigas políticas las otras, y trajeron el gérmen de la discordia que acabó por hacer que se miraran y se trataran como enemigas, naciones que nacidas en una misma cuna, heredaran igual idioma idénticas costumbres.
Un período luctuoso ennegreció las páginas de la historia centroamericana en que apenas brillaba de vez en cuando un pequeñísimo intervalo de paz.
Pero poco a poco y conforme fueron la civilización, la instrucción y las teorías liberales apoderándose de las masas y dándoles conocer sus derechos, llegaron a ser más tranquilas las relaciones y salvo alguno que otro disturbio, la paz reinó por algún tiempo trayendo como consecuencia el progreso y engrandecimiento de la patria común.
Entonces surgió la idea de reunir nuevamente bajo un solo nombre a las hermanas dispersas. Pero esa gran concepción no pudo llevarse a cabo ni creo que sea ya factible dada la idiosincracia de cada una de las cinco repúblicas que tienen hoy tendencias no solamente diversas sino, veces, contrarias.
Costa Rica fué la menos sacudida por esas convulsiones que amenazaban destruir la obra de los fundadores de la independencia.
Aanque era la que menos había recibido beneficios de España, mejor dicho, aunque fué la Cenicienta entre sus hermanas, porque tal era el abandono y la pobreza en que nos tenía sumidos el gobierno español, que no me explico como no murieron de hambre los que en este suelo vivían, sin embargo nunca le guardó rencar. Además, como la mayor parte de su población era compuesta de blancos de raza pura, españoles de nacimiento y de corazón, mal podían al declararse libres denostar su patria primitiva donde aun vivían sus ascendientes.
Por esos motivos y por el hecho de haber sido siempre pacíficas las ocupacion del se vió alejado de las sangrientas contiendas en que andaban enredadas sus hermanas, y cobijada por una perenne paz no turbada ni aún por revoluciones internas que de tal merecieran el nombre, creció y se desarrolló hasta ocupar el puesto que hoy tiene en el concierto de las naciones civilizadas y que le envidian países más viejos en libertades, y con mayores elementos de progreso.
LEÓN FERNÁNDEZ GUARDIA Septiembre. 1906.
1804