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¿La catástrofe? interrumpió don Antonio.
Sí. Ese es el motivo por que he tenido que recurrir Ud.
Esta tarde el señor Xyz estaba en un estado de ánimo más violento que nunca, Hablaba solo, se quejaba, amenazaba, corria, abria y cerraba puertas sin motivo alguno y el único sirviene que tenemos, un paisano suyo, se acercó mí y en entrecortadas frases, porque no habla bien el castellano, me manifesto que temia por la vida de su amo. qué hacemos? le pregunté.
Nada se puede hacer, porque si llamamos un médico se pondrá más furioso Pero algo debe hacerse, no podemos esperar que suceda una cosa terrible.
Nada puede hacerse. el hombre cerró todas las puertas y las ventanas que dan la calle. las seis de la tarde, tras una crisis espantosa, cayó mi marido en un profundo abatimiento del cual salió como a la hora y entonces. oh. entonces. me contó algo que llevó mi espanto al colmo.
Parece que el señor Xyz, hace cinco años, mato en su pais, su propio hermano quien antes había robado el cariño de su esposa. El moribundo, antes de expirar, juró que se vengaría, que lo perseguiría y le dar a muerte cuando fuera más feliz y desde que nos casamos perseguia de dia y de noche mi marido, su asesino. Seria el remordimiento? Eso creía yo; pero ahora viene lo más extraordinario. las siete, mi marido fué atacado de una crisis más aguda y más violenta.
Un temor sobrenatural hacia temblar sus carnes y sacudía todo su ser con espantosa fuerza, y mientras me tenia estrechamente abrazada, vi, sí, vi, a un hombre vestido con un extraño vestido, que avanzaba lentamente, con una diabólica sonrisa en los labios. Ese hombre se parecía mi esposo tanto como dos hermanos pueden parecerse. Grité convulsivamente y acudió el sirviente, quien al ver al individuo que me he referido exclamó. Iván! y huyó despavorido.
Iván, el hermano muerto, el hermano burlado seguia avanzando: mi marido ya no hablaba, una respiración estertorea agitaba su garganta, sus ojos salian de sus órbitas y cayó de rodillas arrastrándome con él.
Poco a poco sentí que su respiración se apagaba, que su enlace iba cediendo, que sus brazos que me rodeaban y su cara que hab a caido sobre mi nuca estaban frios. Me levanté impulsada por un sorte. El cuerpo del señor Xyz, falto de apoyo, rodó pesadamente sobre la alfombra. pesar del temor que me dominaba quise alzarlo y no pude.
Entonces, viéndome sola tuve miedo y corri, corri hasta su casa, porque es necesario que el hombre de ley y el caballero me presten su concurso El caso, es grave, murmuró receloso don Antonio. Ud. duda. Duda de mi! de mi. No, no señora; dudo de sus sentidos.
Pues. entremos, dijo, y abrió violentamente la puerta.
Don Antonio quedó clavado en el umbral de la puerta.
Casi en el centro del cuarto, amplio dormitorio, medio hundidos en el espesor de la mullida alfombra yacían dos cuerpos. Qué significa. Dios mío! gritó la señora ¡Iván y mi marido!
El examen médico comprobó que la muerte de Otón Xyz obedeció extrangulación. En cuanto al otro cuerpo, el de Iván, en cuanto no más lo tocaron para alzarlo del suelo se convirtió en cenizas, en polvo impalpable.
Sept. 1906.
Leon Fernandez Guardia 1824
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