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Gonzalo Este joven obtuvo el cuarto premio en el certamen que en el Sánchez número de esta revista nos referimos. La composición laureada es un cuento que se intitula La Libra esterlina, sobre la cual no me es dado emitir parecer, porque no la conozco. En realidad, no he leído hasta ahora cosa alguna de este joven, y estoy, por lo tanto, sin elementos que me permitan formar juicio sobre su aptitud literaria. Sánchez, esto sí me consta, es un joven que sobresalió en el Liceo de Costa Rica por sa inteligencia y su estudiosidad, por lo que fué eficazmente recomendado a la Secretaria de Instrucción Pública para que se le adjudicara una de las becas que el Gobierno había creado en una escuela normal de Chile, donde hizo, efectivamente, estudios de maestro. Al regresar en 1902 de ese adelantado pais, que, fuer de pueblo culto, concede al ramo pedagógico tanta atenci como estima, se le confirió una plaza de maestro en la escuela adjunta la Escuela Normal de San José, organizada entonces en excelente pic por don Leonidas Pacheco, uno de los pocos ministros que entre nosotros han dado en el quid supremo de la enseñanza. Desgraciadamente, su obra degeneró en simulacro ridículo tan pronto como él abandonó la Secretaria de Instrucción Pública, Me desvio sin duda del asunto concerniente estas lineas; pero no quiero renunciar a decir que la enseñanza adolecerá entre nosotros de esa deplorable inconsistencia mientras el Presidente de la República no le imprima rumbo y no la haga seguir por un solo derrotero durante su período de mando. Aquí hay propensión hallar malo y a destruir sin misericordia lo que otros hacen: es vicio de raza; por eso, cuando el Presidente de la República no determina el criterio que debe informar y dirigir los asuntos de escuela, un plan pedagógico no dura sino lo que dura el Ministerio de que proviene; y esas oscilaciones y esos cambios no permiten prosperar ni dar fruto a ningún sisDichosamente, el señor González Víquez, fuer de estadista, es hombre que tiene criterio propio sobre todas las cuestiones que caen bajo la jurisdicción del Gobierno; la enseñanza, por consiguiente, no lo dudemos, adquirirá en sus manos la consistencia que ha menester.
No será obstáculo que se equivoque de rumbo, si se equivoca; así como así, siempre dará más fruto seguir metó.
dicamente un mal sistema que andar cambiando de vía cada triquitraque.
Aumenta esa confianza en viendo que está hoy al frente de la Secretaría un joven inteligente y que se esfuerza por mejorar el estado de la enseñanza: mucho hay que aguardar sin duda de una inteligencia tan briosa y perspicua como la del señor Anderson. Como venia diciendo cuando pegué la hebra en el paſo de la Pedagogia, Sánchez desempeñó una plaza de maestro en la Escuela Normal de San José, en donde lo conocí, además, como cultivador de la música; lo que revelaba que en el existía, no importa la proporción, el sentimiento impulsivo del arte.
Se le acuso entonces de combatir en la escuela las supersticiones que han suplantado el espíritu religioso en el pueblo de nuestra patria, y esto, según parece, fué parte para que se le dejara sin puesto al año siguiente. El maestro laureado, el autor de La libra esterlina, es ahora profesor de Matemáticas en el Liceo de Heredia.
tema.
Tranquilino Los Derechos del niño tiene por nombre la composición literaria con que Tranquilino Sáenz ganó un premio en el reSáenz ciente concurso de bellas artes. No he leido aún la composición que me refiero y hasta ignoro si se ha publicado; pero Sáenz no es un desconocido para mí, como que él y yo pasamos en 1851
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