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en casi todas las construcciones de que se ufana con razón la República. Su capacidad y su pericia como ingeniero civil en ellas tienen un testimonio tan digno como irrecusable. Allí, en esas luchas con la naturaleza bravia, contrajo la enfermedad que lo redujo dolorosa impotencia. González Ramírez perteneció por todo al número de los buenos: así como en las hogueras que los antiguos encendían en honor de la divinidad solo ardian maderas perfumadas, así también en la inteligencia de este varón sólo se consumían pensamientos nobles en honor de la virtud; su actividad infatigable sólo supo moverse para servir con desinterés y abnegación a la patria; pero lo que, sobre todo, dignifica la tarea de este obrero, que en cualquier otra parte habría arribado las posiciones más altas, es la luz de pureza que despiden todos sus actos y que no consiente la sombra alrededor suyo. Gorález kamírez muere en el duro lecho de la pobreza, sin otro sostén que el que en rigor de justicia le prestaba el Estado; pero habría podido amasar una fortuna, ser hombre suficientemente dúctil para especular en operaciones ilícitas. Hay, sin embargo, quien estime sinceramente cualidad de tan noble casta. Qué diferencia hace la sociedad entre el honrado trabajador que gana el sustento como lo manda la ley divina y el pícaro que se arregosta en la ociosidad con lo ajeno? Consolémonos reflexionando, pesar de todo, que no toca aún en el límite de la depravación servil una sociedad donde, como en ésta, todavía resplandecen tipos morales como el de Alberto González Ramírez. Los acaparadores de oro no inscribirán seguramente ese nombre en su libro de cabalas; pero los maestros pueden decir con verdad sus alumnos, señalando allá arriba la figura solitaria de Alberto González Ramirez, que el aislamiento de la pobreza es la apoteosis de la virtud.
La Baronesa Ha tocado en playas costarricenses, en viaje para la Repúde blica Argentina, la señora Baronesa de Wilson, notable escritora hispana, con quien América tiene una deuda de gratiWilson tud; porque esta región ha sido objeto mimado de las disquisiciones criticas en que la sesuda escritora enaltece con enérgicas reivindicaciones la raza gloriosa que pertenecemos. Páginas Ilustradas envía con cariño y respeto a la ilustre matrona el homenaje de simpatia que su pluma deben cuantos, la luz de la gloria. en la oscuridad, como nosotros, cultivan el arte en el jardin de las letras.
Gastón de Siloa 00 1868

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