Guardar

con gallarda pluma escribió no ha mucho y que le sirvió de pasaporte para entrar triunfalmente en la Real Academia de la Historia. Tal vez no hay costarricense tan bien preparado como Fernández Guardia para realizar los dos propósitos que motivan su traslación Europa: él, en efecto, ayudó eficazmente a su padre en la pesquisa de documentos que sobre historia patria versan y no ha abandonado después el examen y estudio de los archivos donde se empolvan y apolillan los expedientes por entre cuyos garrapatos con esfuerzo benedictino husmea y persigue el paciente lector los rastros con fusos de nuestra historia. Pero mejor que nada acredita su competencia en este particular el tratado histórico que antes lube de referirme. Escrita en el castellano puro, elegante y transparente que con naturalidad espontánea adereza el autor de Cuentos ticos, esa obra cautiva por igual el interés de todos los lectores. así el de aquellos que no se satisfacen ya con narraciones pueriles, como el de aquellos otros, más difíciles de contentar, cuya atención se rompe y desvía inmediatamente que falta el cebo del entretenimiento. Es en realidad arte bien difícil el saber comunicar interés una descripción; cuanto más, si ella recae sobre un período de historia tan deslavazado como el que comprende el descubrimiento y conquista de la región centroamericana en su cuarto y último viaje por el gran genovés descubierta. Todo, pues, permite esperar qe este distinguido costarricense realizará pedir de boca su nuevo proyecto, para mayor renombre suyo y para mayor brillo, también, de las letras patrias. Mientras tanto, sus amigos y admiradores haremos con cariñosa sugestión que Neptuno lo lleve por mares bonancibles hasta las riberas floridas de la madre patria, donde, mayor abundamiento, él se hallará como en casa propia.
Gastón de bilua LAS MUJERES LA MUSICA.
Un crítico alemán se pregunta por qué la mujer no ha compuesto nunca una gran obra musical, habiendo sido la inspi.
radora de tantas sublimes y líricas obras de arte.
El desarrollo intelectual de la mujer. sería, por ventura, demasiado reciente para que fuera capaz de tener la confianza y la potencia necesarias para emprender la ejecución de una obra parecida? Tal es, evidentemente, la razón; pero principalmente la mujer a quien falta preparación técnica, puede ser una perfecta intérprete: cantatriz, pianista, violinista; pero nunca compositora. Qué le faltará para serlo? La imaginación y el conocimiento de la armonía. La imaginación está distribuida indiferentemente los hombres y las mujeres; pero una mujer no prosigue nunca hasta el fin sus estudios de contra punto. El trabajo es muy penoso para ella, sin duda. acaso no se encuentre tampoco animada por prontos y bellos resultados.
1910

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