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Al conducir la imponderable carga del sufrimiento, en la región amarga de esta vida, relámpago fugaz, fuiste como una sombra que se inclina, del negro precipicio en que camina sondeando el abismo al expirar.
Otro desgraciado poeta de Antioquía, que en el silencio de un hospital pa sea el silencio de sus ideas, Epifanio Mejía, hoy desgraciadamente loco, escribió entonces Julia: La americana virgen poesía perdió en Antioquia su mejor cantor, perdió Colombia su mejor poeta y Julia la mitad del corazón.
Esposa amante del amante esposo, Julia, delirio de su santo amor, relicario del alma de Gregori yo vengo acompañarte en tu aflicción.
Los amores de los poetas son inmortales: ellos constituyen su fuerza y descifran su vida.
Juan de Dios Uribe FALLIÉRES INTIMO. En el mes de setiembre de 1885, y durante el período electoral que precedió a las elecciones, el cura de Anderar pequeña aldea situada entre Mezon y Nerac llegó una tarde este último punto para asistir una reunión pública que allí se celebraba.
Durante la reunión, el venerable eclesiástico se puso de pie y pidió permiso para recitar unos versos que había compuesto y dedicado M. Falliéres.
Terminada la lectura, pronunció en prosa esta frase profética. Señores, os digo que Armando Falliéres será un día Presidente de la República. Falliéres y la concurrencia, rieron, naturalmente, del inspirado entusiasmo del cura, pero lo aplaudieron con gusto.
Desgraciadamente, al presente, el cura de Anderar ha muerto. Qué triunfo hubiera obtenido si hubiese vivido hasta el día de la elección de Fallieres!
En una ocasión fué invitado Falliéres unas bodas y envió para el banquete cuatro botellas de aguardiente añejo, pero ordenó su sirviente que pagase antes en Villeneuve los derechos reglamentarios. Como alguien le observara que no valia la pena de tomarse tal molestia por cuatro botellas, Falliéres le respondió. Doy el ejemplo y respeto las leyes. En cierta ocasión vino ver M. Falliéres uno de sus electores, y le declaró que había sido condenado prisión por robo, suplicándole, al mismo tiempo, que interpusiese favor de él sus influencias y que le diera algún consejo salvador. Qué podéis hacer por mí, señor Senador? le dijo. Si hubieseis venido verme la víspera del día en que cometisteis el robo, yo habría podido daros un consejo excelente. que no cobaseis. pero ahora es demasiado tarde. Cumplid vuestra condena, y otra vez precavcos de antemano.
1932
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