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En la memoria orgánica se forma entre las diferentes células perceptoras una asociación, pues cuando un movimiento es ejecutado, los otros siguen de una manera casi automática. Se cita el caso de un pianista que podía ejecutar todas las piezas de su repertorio mientras dormía; una vez que él había tomado el tono y tocado las primeras notas, las manos corrrian sobre las teclas hasta el fin.
Cuando un obrero no se acuerda de la manera de hacer un trabajo, es suficiente algunas veces indicarle el primer movimiento y los otros le vienen sin dificultad.
Mac The shoulder ball Siguiendo la ley de la imitación, los juegos anglo sajones llamados de sport, se extienden con rapidez en Costa Rica: en nuestro puerto del Atlántico, en Cartago, San José, Heredia, Alajuela, Puntarenas, Santo Domingo, y otros lugares importantes tenemos centros especiales que cultivan estos ejercicios, de gran utilidad para el desarrollo corporal de la juventud. No faltan timoratos que consideren esos juegos como una corriente peligrosa que nos lleva americanizarnos, sin pensar en que esos juegos tienen también en su favor el atavismo indígena genuino: no hay documentos que indiquen la existencia del sport en Costa Rica, con anterioridad a la conquista; pero existía en México y tambiér en Sud América, razón poderosa para creer que nuestros indios se ejercitaban de igual manera en lo que pudieramos llamar, con una frase inglesa, The shoulder ball.
Dice el Padre Gumilla. 1) Luego concurre toda la gente residua un hermoso y muy limpio trinquete de pelota, que tienen en la cercanía de su pueblo, algo apartado de las casas Los otomacos, que forman el partido, son doce de un bando y doce de otro; ponen en depósito la apuesta, que han de perder ganar; y concluído aquel juego, se vuelve poner la apuesta para otro; no juegan sólo por jugar, sino por el interés, y depositan, cuando le hay, canasticos de maíz, falta de éste, depositan sartas de cuentas de vidrio, y todo cuanto hay en sus casas, si es menester, lo juegan alegremente. Hay sus jueces viejos señalados, para declarar si hay falta, si ganó perdió raya; y para resolver las dudas y porfías ocurrentes; fuera de los que juegan en los partidos, la demás gente, dividida en bandos, apuestan unos a favor de uno, otros a favor del otro partido. Tienen su saque de pelota y su rechace, con tanta formalidad y destreza, que ni los más diestros navarros les harán ventaja. Lo singular es, así la pelota, como el modo de jugarla: la pelota es grande, como una bola de jugar el Mayo, formada de una resina que llaman caucho, que leve impulso rebota tan alto, como la estatura de un hombre; el saque y rechazo ha de ser con solo el hombro derecho, y si toca la pelota en cualquiera otra parte del cuerpo, pierde una raya; causa maravilla ver ir y venir, rechazar y volver la pelota diez, doce y más veces, sin dejarla tocar en el suelo. Es otra cosa de mayor admiración, al venir una pelota arrastrando, ver arrojarse aquel indio contra ella. 1) El Orinoco Ilustrado Tomo I, año de 1745, pág. 190 y siguientes.
1952

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