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da de las barrancas, que están comiendo mientras se refrescan en el agua, salen saboreándose con un terrón en la mano, con gran consuelo.
El primer muchacho de los que andan traveseando junto al río, que descubre el convoy de canoas pescadoras brincos y saltos de alegría albo rota toda la gente, y al punto dejan el juego de pelota, que es ordinariamente como a las cuatro de la tarde, y bien lavados en el río, pasan sus casas: los pescadores dejan las canoas casi siempre llenas de pescado, y sin tomar ni uno, se van a descansar sus casas; entonces las mujeres y muchachos, según la variedad de capitanes, cargan el pescado y lo amontonan junto a las puertas de sus capitanes; éstos reparten el pescado con proporción, según el mayor o menor número de hijos que tienen los padres de familia. Al tiempo de ponerse el sol, ya han comido, cenado y almorzado, todo junto, porque sólo usan una comida en forma; y si toman entre día algo, son frutas las ya apuntadas golosinas; pero es increíble la gran cantidad que comen y la gana con que le tiran las ollas.
Por la copia, Alfaro Canción matutina Para Páginas Ilustrades ¿No veis que llega ya, tímidamente, El alba, de la aurora mensajera. entrea briendo las puertas del Oriente Derrama suavemente Su blanca luz en la azulada esfera. No veis que los luceros debilitan Su luz, que en el ambiente se disuelve, lánguidos palpitan Entre la claridad que los envuelve.
En tanto que las luces matinales, Como aves por los vientos impelidas Van huyendo las somn bras nocturnales, En la vasta extensión, despavoridas?
Ya la Aurora, cargada de fulgores Con sus suaves sonrisas los terrores Nocturnos disipando, El cielo inundará de resplandores En explosión de rosas reventando, 1954
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