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Un criminal inocente la señorita Marta Tinoco Los llamados seres dobles por los psicólogos, han sido objeto de grandes controversias, sin que hasta la fecha, para el común de los mortales, la cuestión haya sido resuelta. Yo dediqué muchos años al estudio de ese fenómeno y aun estaría oscuras respecto de él si una aventurera que pudiera llamar extraordinaria no me hubiese puesto en el camino de saber la verdad.
Existen fenómenos completamente naturales, pero que por la poca frecuencia con que se repiten, por el ningún estudio que de ellos se ha hecho por la superstición de los que los han observado se han convertido en extraordinarios, sobrehumanos, milagrosos. El que dedica su atención escudriñar esos aparentes misterios llega, casi siempre, encontrar una solución que está dentro de lo humano.
Advierto que las personas que no tengan siquiera una ligera noción de la ciencia llamada ocultismo no podrán ni creer, ni mucho menos explicarse lo que voy a referir y que, sin embargo, es cierto y verdadero hasta en sus menores detalles.
Hace algunos meses recibí la visita de un amigo mío quien había de. jado de ver por espacio de muchos años y quien encontré tan cambiado fisicamente, que me costó trabajo creerle cuando me dió su nombre, que, por tratarse del de una honorable familia de esta ciudad, no me es posible dar conocer, a pesar de la autorización que para ello tenga.
Para la claridad en la narración le llamaremos Diego.
En la entrevista que me he referido me contó su caso, como él lo llamaba, y ayudándome de notas manuscritas que me dejó, trataré de narrarlo sin comentarios.
Las notas dicen así: Marzo 18 de 1885. Anoche me sucedió algo muy raro y para que no se me olvide ningún detalle lo consigno aquí por escrito. Estaba de visita donde las señoritas cuando sentí un extraño vahido que alarmó los dueños de casa y me obligó marcharme. Cuando llegué mi cuarto, al entrar y ver reflejada mi imagen en el espejo del tocador, quedé asombrado al notar que esa imagen no correspondía ni mi estatura ni mis facciones.
Instintivamente miré detrás de mí para ver si había alguna otra persona en el cuarto, cuya imagen pudiera reproducirse en el espejo, y no había nadie, estaba yo solo. Fué tal la impresión que me causó lo sucedido que apagué la luz y me arrojé sobre mi cama con los sentidos extraviados.
Marzo 19. Pensando en lo que anoche me sucedió he llegado a la conclusión de que todo fué producido por el vahido que sufrí y que alteró, por un momento, mis facultades perceptivas.
Entre esta fecha y la que sigue en el cuaderno de notas, mi amigo Diego dice que sufrió varios ataques del mismo género y que cada vez se alargaba el período durante el cual se veía él mismo diferente en su configuración 1968
Este documento no posee notas.