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у fisonomía y que debido a que, una media hora una hora antes de la crisis, algunos síntomas precursores le advertían del peligro, pudo evitar que nadie le viese en ese estado, pues al efecto, se encerraba en su cuarto en su despacho de abogado.
Agosto No cabe duda estoy al borde de perder la razón alguna de mis facultades mentales principal. Dudé durante muchos meses, desde la primera crisis; pero ahora no hay duda posible. Qué misterios tan grandes se encierran en el hombre. Qué facultades tan maravillosas son las del cerebro! He tratado de investigar lo que me sucede para darme cuenta de mi estado y para ello he hecho un análisis completo del fenómeno. Primero siento algo semejante la sensación que se recibe cuando se cae de una altura muy grande, sensación que conozco por haberla percibido en el descenso de los globos aerostáticos; pero es mayor su intensidad, algo indescriptible, como si fuese producida por una caída eterna, en una profundidad infinita, en la nada. Un sudor frío anega mis miembros, los cabellos se erizan sobre mi cráneo y un temblor convulsivo estremece violentamente todos mis miembros, como si fueran sacudidos por una intensa corriente farádica. Mis ideas se trastornan completamente y pierdo la conciencia de mi yo; es decir de mi vo habitual, del que estoy acostumbrado conocer; y esa conciencia es sustituída por otra que no es la mía. Pero esto es inexplicable; no hay palabras en el lenguaje humano que den comprender lo que he apenas esbozado. Ese nuevo Sér que represento después, difiere de mi primitivo Sér completamente.
En mi estado normal, llamémoslo así, soy pequeño de cuerpo, delgado, moreno, pelinegro, sin barba y con un bigotillo que apenas merece ese nombre; por un capricho de la naturaleza mis ojos son azules. En el segundo estado, es decir, en el anormal, mi talla es grande, sobrepasa a la talla mediana, de constitución atlética, blanco, cabellos, barba y bigote poblados y de ur rubio tirando rojo. Mis ojos conservan su color, aunque no su expresión. Es todo lo que sé, pues pasados unos segundos, pierdo de nuevo la conciencia ignoro lo que soy lo que hago en ese segundo período de mi existencia doble hasta que vuelvo mi primer estado como si despertara de un largo y pesado sueño.
Diciembre 12. No me he atrevido consultar un médico por temor de que tome mi estado por el de locura. Pero no estoy loco.
Lo que pasa es muy raro, rarísimo, y no tiene explicación ninguna, y sin embargo mi razón no flaquea; dirijo mis negocios y los de mis clientes de un modo satisfactorio, mis alegatos son citados como modelos de oratoria forense, mis clases de Derecho Penal son muy concurridas. sin embargo. Qué tormento!
La duda me mata!
Setiembre 15. He ido consultar con ese célebre indio que acaba de llegar de Madras y que se dice que posee conocimientos extraordinarios y que maneja los elementos naturales sin hacer caso de las leyes que rigen la naturaleza.
El Brahamim me recibió afablemente y escuchó pacientemente la larga explicación que le hice. Cuando hube terminado de hablar se quedó pensativo duarnte algunos segundos, y leugo, una sonrisa se dibujó en sus oscuros 1969

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