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labios. No hay nada de extraordinario en los que me refiere Ud. Lo que sucede es que trata de uno de tantos fenómenos que no son conocidos aún en occidente, pero del cual tenemos la clave muchos orientales. Demasiado largo sería querer hacer una explicación de ese caso, porque tendría que principiar por revolucionar todas las teorías conocimientos científicos que posee ud. sobre la constitución del universo y la del ser humano. Bastele saber que el hombre está constituído no solamente por dos principios: cuerpo material y alma; sino que son siete los elementos que forman ese sér tan completo. Uno de ellos es completamente material en el sentido que Uds.
le dan esa palabra; y los demás van siendo cada vez más espirituales hasta llegar al espíritu puro. Sin embargo todos sus materiales y la diferencia que entre esos principios existe es su mayor o menor condensación por llamarla así.
Nuestros sentidos corporales sólo pueden percibir las impresiones del mundo material y no las del otro estado porque no están constituídos para eilo. Un ejemplo grafico explicará mejor lo que digo. Para un ciego, no existe luz ni sombra ni color. Para un sordo no existe el sonido. Para un anestesiado no existe la sensibilidad, y sin embargo, no por ello dejamos los demás, los que tenemos los sentidos apropiados al objeto, de percibir esas impresiones.
Pues bien, Ud. tiene un sentido especial y que en los demás hombres está en estado latente y ese sentido le permite ver y sentir percibir impresiones de uno de los componentes menos materializados de su sér. Además, tiene Ud. la facultad de transfigurarse, es decir, de rodear su cuerpo con otra sustancia más sutil que adquiere distinta forma figura y puede Ud.
condensar esa otra figura hasta el extremo de hacerla perceptible los ojos de los demás. Esa forma lo que sea es lo que llaman los espiritistas el perispíritu y es el doble exacto del cuerpo, pero puede adquirir por diversos influjos una apariencia distinta. En ese estado vive Ud. una vida distinta, es decir, que Ud. vive dos vidas en vez de una. No conserva ninguno de esos dos seres el recuerdo de lo que el otro hace por que son independientes en cuanto a juicio, memoria y voluntad.
Pero yo no puedo, por un acto de mi voluntad romper ese modo de ser y permitirle que recuerde.
Acepté en el acto y tras de algunos pases hechos sobre mi frente, recordé. Horror!
Diciembre 20. No me queda más remedio que darme la muerte huir del país. Qué atrocidad! soy inocente, sí, inocente y criminal a la vez. Cuál seré? No lo sé; depende de cuál sea mi estado normal. Porque ahora surge una duda en mi atormentado cerebro. Cuál seré Yo. El moreno. El rubio? Muy bien pudiera suceder que mi estado primitivo primero fuera el que ahora considero anormal; es decir que yo sea un hombre rubio, alto, grueso, barbado y que, por cualquier misterio incomprensible para mí, me haya transformado en el otro sér, es decir en moreno, pequeño y delgado. En este caso soy criminal. Horrible duda! Tormento incomparable!
Diciembre 21. Todos los periódicos se ocupan hoy del crimen inaudito que ha conmovido tan hondamente esta sociedad. Un individuo cuyo señalamiento corresponde mi estado anormal, es decir, alto, grueso, rubio, 1970

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