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Héroes de la ciencia BENJAMIN FRANKLIN Como todos los grandes hombres de los pueblos jóvenes, Benjamin Franklin unió un carácter sencillo ingénuo la profundidad de pensamiento, la universalidad de aptitudes, y una actividad sin límites. Hijo décimoquinto de una familia de artesanos ingleses, residentes en Boston, debió emplear su niñez en los aprendizajes más heterogéneos desde los oficios de fabricante de velas, carpintero, tornero y cuchillero, hasta los primeros estudios para el ministerio evangélico, al cual tuvo que renunciar, por causa de excesivo costo de la carrera. En 1718, la edad de doce años, entró Franklin de aprendiz en una imprenta, que había llevado de Inglaterra su hermano Jacob, con quien firmó Benjamin un contrato por nueve años. El carácter violento de su hermano, que lo golpeaba menudo, y las dificultades que creaba las ediciones la pequeña imprenta constante persecución por parte de las autoridades inglesas inspiraron Franklin la resolución de huir de Boston, para emanciparse de su familia, trasladándose primero New York, donde no encontró trabajo, y de allí Filadelfia, cuya ciudad llegó en una mala barca, mojado, hambriento y con un solo peso. En Filadelfia logró ser admitido en en una imprenta, y poco después hizo un viaje, por cuenta de su principal, Londres, donde se estableció como cajista.
La conducta de Franklin en Londres no fué de las más ejemplares. Hostigado por la necesidad y por la amargura y por las pasiones, olvido por un momento la austeridad de los primeros años, y llevando a la exageración los grandes ideales que más tarde debían hacer de él uno de los primeros hombres de su siglo escribió su folleto De la libertad y de la necesidad del placer y del dolor, en que revelaba el primer fruto de lo mucho que Franklin habia leído y meditado, pero en que se encuentra faltar aquel culto ferviente la moral, que después llego ser su cualidad más relevante.
Vuelto Filadelfia en 1726, Franklin abrió, después de varias tentativas, un establecimiento que le proporciono, bien pronto, el medio de adquirir una fortuna y con ella pagar religiosamente las deudas que había contraído en Londres, proteger a su familia, y empezar la publicación de numerosas obras, almanaques y periódicos en que los consejos y las noticias acerca de las artes útiles, fueron la prueba más fehaciente del interés con que Franklin se propuso dedicarse, por completo, al progreso moral y material de su pueblo.
El estudio, la meditación y sus naturales inclinaciones, no tardaron en hacer de Franklin un dechado de virtudes, públicas y privadas. Fundó por suscripción en Filadelfia la primera biblioteca común, la primera sociedad académica, y el primer hospital. Entusiasta por el estudio de la naturaleza, repitió los experimentos que en Europa se practicaban acerca de la electricidad, y en 1747, construyó la primera batería eléctrica. Contra la opinión de los que aceptaban la existencia de dos electricidades, una resinosa y una vítrea, sostuvo que la electricidad era un agentente único, que en unos cuerpos estaba acumulada con exceso y en otros con el defecto, y que por tanto debía llamarse electricidad positiva la una y la otra negativa. Fué éste un destello de genio, que en realidad se adelantaba la teoría de las diferencias de potencial, sobre la que se basa hoy todo el estudio de la electricidad.
Comparando la descarga de las baterías con el rayo, afirmó que éste último no era más que la descarga eléctrica de una nube tempestuosa. para probar esta identidad entre ambos fenómenos, efectuó en julio de 1752 el experimento de su célebre cometa, cuyos resultados no tardaron en repercutir en los centros cientí.
ficos de toda el mundo, que rivalizaron en conceder Franklin los honores más señalados. La Sociedad Real de Londres, las Universidades de San Andrés, Edimburgo y Oxford le colmaron de títulos honoríficos.
Prosiguiendo en sus teorías, señaló la semejanza entre la aurora boreal y ciertas descargas eléctricas, indicando la probabilidad de que la aurora boreal na 1975
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