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El papel de la memoria en la enseñanza Naturaleza de la memoria (Traducido para Páginas Ilustradas)
111 Para terminar, hablaremos de la mnemotecnia o medio de grabar las ideas haciendo aprender frases contenidas en los libros. Este medio es antipedagógico. Releva nuestros niños de todo trabajo intelectual. Todas las palabras que el niño recita como un aparato automático, están destinadas desaparecer del cerebro; en tal caso es probable que las ideas contenidas en las palabras y mal digeridas, seguirán el mismo camino. Sin embargo, debo en verdad decir que los maestros no acostumbran enseñar de memoria, sino después de haber explicado un texto de historia o de geografia. Evidentemente esto es mejor que hacer aprender sin explicaciones; pero aun eso es malo. De esta manera no se enseña a nuestros niños ni hablar ni componer. No creo exagerar al considerar el estudio de memoria como la causa de la debilidad de nuestros alumnos en la construcción de la frase.
Por todos lados se puede argumentar contra el estudio de memoria; pero, como toda mala costumbre, ésa no se desaraiga sin trabajo. Hay todavia desgraciadamente un buen númeto de clases, y de aquellas que pasan por ser bien dirigidas, en las que las recitaciones se hacen de esa manera. Me permitiré culpar de la falta a los exámenes anuales. El Departamento de Instrucción pública del cantón de Vand, por ejemplo, ha suprimido con razón todos los libros, menos el de lectura en el grado interior. Esta medida es sabia: la niateria de enseñanza de tal grado es poco entendida: el maestro la maestra deben grabar por medio de las repeticiones las ideas que enseñan y esto es posible. Se expone, se establecen las cuestiones, se habitúa al niño escuchar, reHexionar y hablar, a hacer una frase, después dos; y algunas veces, en los más adelantados, se obtienen frases de mérito relativo; es claro que no han de ser muy puras, muy correctas, las salidas de boea de un nene de siete ocho años, pero son de su propia cosecha; ellas han sido obtenidas con el sudor de su trabajo, y valen, por lo tanto, más que las sacadas de los libros.
Conozco muchas clases en que se les ha hecho comprar los alumnos del grado inferior un pequeño manual. Os aseguro que yo no acuso a los maestros y maestras: el solo culpable es el examen. El maestro quiere fénix que reciten sin ninguna dificultad su lección; si el niño titubea, si se toma el trabajo de reflexionar, al maestro le parece mal. En el grado intermedio, y en el superior sobre todo, los alumnos tienen necesidad de libro, porque la materia de estudio es más considerable: el maestro no puede repetir por muy largo tiempo, y es necesario que el niño pueda hacerlo en casa. Pero es menester cuidar de que el niño haga una lista formada de frases sacadas de su cerebro.
Para los niños que tienen buena memoria, es menos penoso aprenderse una larga lista de palabras, que hacer un trabajo de espiritu. Para llegar buen resultado, el maestro debe apelar al sistema de preguntas en las recitaciones. Poco a poco, y viendo que este estudio de memoria no le sirve de nada, el alumno lo abandonará. El día en que los exámenes orales sean suprimidos, el estudio de memoria habrá recibido un golpe mortal, pues es siempre en vista del examen que se mantiene tal costumbre. No soy adversario de los exámenes, sino de la manera de hacerlos. Rara vez tenemos buenos expertos capaces de juzgar del desarrollo intelectual de los niños. Parece, aun más, que cuanto más instruido es un hombre, es menos apto para examinar nuestros alumnos.
Conozco un maestro que exige que el alumno mencione el número de la página en que se trata el sujeto que indica el billete; mientras tanto ninguna pregunta para asegurarse de si se ha comprendido dicho sujeto, para ver si el alumno ha comprendido el sentido moral de lo que dice. Al contrario, si el alumno olvida una frase del manual, obterdrá una reprensión. En nuestros últimos exámenes, el Departamento ha colocado entre las materias que deben sacarse la suerte, las ciencias naturales; uno de nuestros compañeros estaba pasmado de descontento por semejante disparate. Ciertamente este examen puede hacerse como el de los otros ramos; pero es necesario darnos expertos capaces, que se aseguren del adelanto de los niños y que no se satisfagan con una simple memorización. Pues como todos nuestros sujetos sobre ciencias naturales son tratados en composición mientras nuestros alumnos no tienen manual, no podemos satisfacer las exigencias de los maestros y miembros de las comisiones escolares, amantes de la minemotecnia.
1982
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