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dujo el trabajo, los ojos que ya sólo ven, y poco, con ayuda de lentes, del agricultor, del obrero, del industrial, dei experimentador, del hombre de bufete, del publicista, que con el trabajo de sus brazos, o el de su cerebro, estimulados por el afán sincero de servirse sí mismos y los demás, producen también benéficas revoluciones en las artes, en las industrias, en el comercio, en las ciencias, en la organización pública y aseguran con ellas también independencias en el orden económico, social y político y la felicidad de cada uno y de la colectividad, con armas que no son el mauser ni el cañón; que son el arado, los instrumentos todos del trabajo, el microscopio, el bisturí, el libro; y en campos de batalla, repito, donde no corre sangre ni se oye gritos de odio, pero donde corre el agua fertilizante del suelo que da mieses; en valles y llanuras en que pastan los ganados: en el taller modesto, la fábrica ensordecedora, el laboratorio silencioso, la biblioteca tranquila y también la sala luminosa y amplia de la escuela, donde se libra, acaso, el más proficuo de los combates preparando a todos esos soldados del trabajo fisico, de la inteligencia y del corazón. ved cómo, sin quererlo, he llegado vosotras, señoritas, vosotras que formáis parte ya de ese noble ejército de los maestros argentinos, encargado de la gran tarea de formar los ciudadanos útiles y patriotas que el país necesita. Cómo formarlos?
Ya lo sabéis, y caemos otra vez en el principio; haciendo de veras completa la educación general.
Pero ocupándonos, sobre todo, de corregir los defectos más comunes, y de cultivar las virtudes más necesarias.
Aquellos son la mentira en todas sus formas, conscientes inconscientes; son el amor las exterioridades, la superficialidad, la ligereza en los procederes: la falta de franqueza en el hombre y en la mujer; la pereza, la falta de perseverancia, el poco amor al trabajo y el excesivo amor al juego, el afán de llegar sin esfuerzo, pasando por sobre todo, dejando a menudo los girones de la propia dignidad en el camino, sin perjuicio, en ocasiones, de ostentar una vanidad tan infundada como intempestiva; la indisciplina, la falta de respeto a la ley, la indiferencia por el cumplimiento honesto de los deberes cívicos del contribuyente, del elector, del guardia nacional, Son la falta de espíritu de iniciativa, de solidaridad, la carencia de ideales.
Que la existencia de estos defectos depende de múltiples causas que no está en nuestras manos suprimir y que el remedio tampoco se halla nuestro alcance?
Oh, si, es indudable Pero la escuela puede hacer mucho, muchisimo más de lo que hace y en ese sentido debe dirigirse en primer término su acción.
No olvidéis, señoritas, no hay acto, ni momento de la escuela que no pueda ejercer una influencia grande o pequeña, benéfica nociva, en el desarrollo de una cualidad moral.
Todos los ramos sin excepción, hasta los que menos indicados parecen para ello, pueden ser aprovechados por el maestro hábil que está sobre aviso y deseoso de hacer converger toda su tarea a ese fin primordial.
La clase de historia sirve para presentar ejemplos múltiples que seguir o que evitar; conociendo los hechos de los hombres, sus causas y sus consecuencias, podemos deducir lecciones vivas de lo que vale la conducta recta y los males que aporta consigo la extraviada: ella nos ofrece anticipadamente la experiencia de que la civilización es el resultado del trabajo y de la perseverancia; cada paso nos muestra el valor de la fraternidad, de la cooperación, de la solidaridad entre los hombres y los efectos terribles de la molicie, de la intolerancia, del sectarismo. Dándonos conocer los antecedentes de la propia patria, contribuye a hacernosla respetada y querida.
Todo esto os he conocido; pero no olvidéis tampoco que la Geografia nos presenta la ocasión frecuente de enseñar que si la tierra es fecunda de por sí, lo es más y es ampliamente generosa con el hombre que la trabaja con amor; y que hasta los páramos desolados, los desiertos estériles, las regiones más combatidas por las fuerzas de la naturaleza, suelen ceder la labor y perseverancia del hombre y retribuirle con creces sus sacrificios. No olvidéis los mil ejemplos que de los efectos de las virtudes y los vicios se nos presentan al estudiar la vida y las costumbres de las distintas naciones y dentro de las mismas naciones los diferentes hábitos de los diversos pueblos que las forman.
Aprovechad la Geografía para predicar el afecto y confraternidad entre los pueblos, que cambian mútuamente los productos del brazo y de la inteligencia. no dejéis de arrancar al niño exclamaciones de admiración provocando saludables emociones, al referir la vida, los actos de arrojo, de resistencia a las fatigas y privaciones infinitas que se someten, serenos y hasta sonrientes, los navegantes y exploradores de todas las épocas.
Oh! la vida de Nansen, por ejemplo!
1985
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