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Estudiaba química cuenta Taudriadelta con el Dr. Allan, en el laborotorio de la Universidad de Giessen. Entre los estudiantes había un tal Karl Hoffmann, muy aficionado al estudio de la psicologia, de las fuerzas psíquicas de las corrientes magnéticas, y otras cosas por el estilo. Huelga decir que pronto fuimos amigos intimos.
Un dia que hablábamos del DOBLE, me ofreció hacer un experimento sobre esto.
Me dijo su DOBLE visitaría un baile, que debía efectuarse aquella misma noche, que hablaría y bailaria con muchas personas que conocía y que pasaría alli tres horas, mientras su cuerpo real quedaría presente en mi habitación. Me pareció muy interesante el experimento. Conocía el fenómeno, pero sabia que el DOBLE ordinario era siempre intangible impalpable. Karl, sin embargo, debía dar la mano sus amigos, beber con ellos y llevar enlazada su pareja de baile. Como es natural, yo esperaba la noche con gran impaciencia. El tiempo que quedaba, lo empleé en hacer algunos preparativos desconocidos de mi amigo, entre otros, pedi prestados un Jefe de Policía, unas esposas muy pequeñas. Estas esposas no tenían más que una llave que me guardé en el bolsillo.
En el momento en que el reloj daba la hora en que comenzaba el baile, Karl, entró en mi cuarto vestido de etiqueta. El mismo traje tenía yo, porque me proponía ir al mismo sitio un poco más tarde.
Después de estar charlando y fumando durante una hora, Karl me dijo: Creo que ya es tiempo de marchar. Yo hice signo de asentimiento. El se acostó tranquilamente en mi sotá, sobre el dorso, y con los brazos cruzados sobre el pecho. Cuando permanecía en dicha posición me dijo: dentro de diez minutos estaré en el baile. Cetró los ojos, y se quedó inmóvil. Miré atentamente al reloj, y pasados los diez minutos me acerqué él. Su estado cataléptico era absoluto. Los pulsos paralizados. Los movimientos del corazón no eran apreciables, ni con ayuda de los instrumentos médicos que yo tenía. su aliento no empañaba el espejo que ponía delante de sus labios. Le movía, le hablaba, pero naturalmente, sin resultado. Tenía todo el aspecto de un muerto.
Entonces me preparé ir al baile, ver por mí mismo si había realmente ejecutado su proyecto. Sabia positivamente que si cerraba la puerta, nadie podría entrar ni salir, porque estaba provista de una cerradura especial de toda mi confianza; pero para tener una garantía más, puse las esposas mi amigo y guardé la llave.
Cuando llegué al baile, después de haber cerrado cuidosamente la puerta de la calle, la primera persona que vi fué Karl, bailando solemnemente un wals a dos tiempos con una muchacha guapísima. Terminado el wals. Karl condujo a la pareja su sitio y él se dirigió al buffet para refrescarse. Yo le di una palmadita en la espalda, se volvió y me dijo: Ya está usted viendo que estoy aquí, como le había prometido.
Otra vez fué unirse con su pareja, y yo eché correr hacia mi casa. Allí sobre el sofá, estaba tendida la Orma de Karl. Volví y le vi paseando con otra joven. Me quede allí sin perderle de vista, y él continuaba danza que danza y enamorando sus parejas.
Una media hora antes de la señalada para que terminara la experiencia, me volví casa para vigilar su cuerpo hasta que llegara a cumplirse la hora tercera. Tenia yo absoluta confianza en la habilidad de mi camarada, y esperé sin temores el momento de despertar.
Algunos instantes después de haber sonado la hora, se manifestó un ligero movimiento en los párpados de Karl; dió un gran suspiro, luego otro, y al fin se despertó.
Al verse con las manos presas por las esposas, interrumpió en interjecciones y juramentos compuestos de palabras que no se encontrarían, aunque se buscasen, en ningún diecionario alemán. Yo fuí riendo a libertarle, pero él parecía realmente ofendido, Después de haber fumado algunas pipas, volvió a recobrar su buen carácter, y discutimos largamente en todos sus detalles el caso.
Pero no acaban aquí las experiencias bellamente narradas por el mago Taudriadel.
ta. Describe con lujo de detalles, el cambio de cuerpos entre él y su compañero Karl: y, finalmente, nos informa, de una anécdota muy original y rara Conoció en aquella época de su juventud Price, el fundador del circo que lleva su nombre en Madrid, especie de Barnum de aquende el Atlántico, el empresario de compañías acrobáticas más importante del continente. Price le pidió que le diera algunas pruebas de su poder de doblamiento, y después de presenciar una sesión particular le propuso repetirlas ante el público de Madrid, Su proyecto era que subiese un trapecio, y después de adquirir vuelo, cuando ejecutara el salto denominado Vuelo de pájaro, al ir coger el trapecio que tendría en frente se desvaneciese en el aire.
La única dificultad consistía en que Taudriadelta ignoraba toda clase de volatines y su DOBLE, lógicamente, tampoco estaba más adelantado. Price le dió todo género de seguridades en el éxito del espectáculo y le prometió 6, 000 francos por seis funciones.
Acepto, pero en momento de salir para Madrid cayó enfermo con una fiebre cerebral.
Gabriel España Nuevo Mundo 2012

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