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Los hermanos del difunto, reunidos, tiritaban y decían. Mamacita, ya no llores y dormimos, no te quejes, pues despiertas al nenito, y mañana no jugamos dando gritos, ni matamos mariposas, ni robamos los pájaros sus nidos; ya no llores y mañana no mentimos. y cansados por el hambre doblegáronse dormidos!
Una horrible carcajada.
de la madre, circulo por el vacío.
desplomóse cabe el muerto y con voz doliente dijo. Si la vida no tornáis ese cadáver Dios injusto, yo os maldigo. Los hermanos del niñito, por el hambre y por el sueño, ya rendidos, no escucharon la blasfemia de la madre en sus delirios.
Las estrellas y la luna, con su lumbre, iluminaban el vacío, y los montes repetían, lo lejos, los aullidos.
los aullidos prolongados. dolorosos.
de los perros que velaban junto al fúnebre bohío ide aquella alma inconsolable los dos únicos amigos!
Lisimaco Chavarria 2016

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