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una desgarradura en el corazón, y, atropelladamente, sin saber lo que hacía. contesto al angel que sí. Qué alegría! El infeliz clicuelo, que jamás había poseido juguete ninguno, que sólo los conocía de verlos detrás del cristal de los escaparates, pensó volverse loco de gozo, y en seguida preguntó con afán a su padre cuándo se concluiria el peñasco. 11 obrero se quedó más que perplejo respondió al azar, por decir algo: Pronto. llegó el dieciocho, el dia terrible, el dia en que había de llevarse el nacimiento para ponerlo a la venta en la plaza Mayor. El pobre obrero no tuvo valor para sacar el peñasco con presencia del nito: le alejó de casa con cualquier pretexto, mandándolo a jugar con los chicos de una vecina, y aprovechando su ausencia, un mozo de cordel cargó con el pre503 DESFILE DE LAS ESCUELAS COLEGIOS DESPUÉS DE CANTADOR HIMNOS 158 LAS CINCO XEOLICAS. for. Rxda ciado objeto que constituía las ilusiones de la tierna criatura. Cuando el mocete volvió a la guardilla, en seguida echó de rer que faltaba el nacimiento y rompió a llorar desconsolado. Después, al tornar por la noche su hogar el obrero, el chiquillo se abrazo su padre. muy a digido, diciéndole entre sollozo y sollozo: Me lo han quitado!
El dolor del angel cayó todo entero en el corazón del padre infeliz. y. pesar de la enfermedad de su esposa, a pesar de su miseria, a pesar de su situación terrible, a pesar de que el dinero qtse el peñasco produjera liabía de ser para su desventurado hogar, una pausa en su desdicha, un poco de azul, llegó desear vehementemente que el nacimiento no se ven2047

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