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diera. y. cnvuelto en su andrajosa capa, pataleando de cuando en cuando para entrar en calor los pies, se pase los días junto al pelasco, anlelante y temiendo que alguien gustara de él y se lo llevara. Al regresar a sit guardilla, la vista de su mujer baldada le producía como un re nordimiento: parecíale entonces su conducta criminal y propouíase activar la enajenación del nacimiento colgando sobre ei un cartel que amara la atención: antes era su esposa enferma. su hogar sin umbre que el capricho de wa criatura. Pero la mañana siguiente se estacionaba al lado del peñasco, se acordaba de la pena de su niño y le entraban deseos de abofetear cuantos transeuntes se para lan contemplar su obra. Al cabo pudieron más las lágrimas de su lujo que los ayes de su esposa y un día subió el nacimiento de precio basta un punto inverosioni: valía ocho duros y lo plantó en veinte: así estaba seguro que nadie lo querría. acertó: el peiasco era precioso. a monada: pero en cuanto la gente se enteraba de su valor, a pretaba el paso sin pronunciar palabra.
15 DE SETIEK El juego de Foot Ball en la Salana lo que el deseaba con atelo Así se echo encima el día de Noche Bue12. Si pasaba de esta fecha. prodía contar por seguro que no vendia el peñasco y que por ende el peñasco pertenecerca su lijo. Pero aquella mañana, a primera bora, entre montón de la inchedumbre alioun niño rubio 100 de un settes con gathan de picles: ambos se detuvieron examiear el nacimiento el niño rubio. crcantado, uritó con insistencia: Este. este papi. que tiene nolino agua de veras el señor del gaban de pieles preguntó el precio al dueño, que apenas si replicó.
ahogándose, presintiendo el golpe. Veinte duros: pelaristocrático caballero, sin replicar, sacó una cartera del bolsillo, cogió de ellas un billete de Banco, al que agregó una pieza de plata. y, entregando todo al obre.
ra, le dijo cos sencillez. Tome Bisque ahora puso uomo y que me lleve el nacimiento a la calle de Alcalá. mim. 307. que ya estaré yo allí para recibirlo. Luisito, anda: vamos al cocle. se alejaron. En cuanto a obrero se quedo inmóvil. frio, temblando sintiendo un odio terrible hacia el señor del gaban de pieles que acababa de robarle la dicha de su hijo, apretando en su mano crispada el 1032

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