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Funerales Hubieran nacido en la Roma de la do una legión de Gracos; mas nacieron gado hasta el epíteto de hijos autóctond ellos hicieron su patria; no que la patria porque la esplendorcsa corona de su glo dridas de la ingratitud, que la humanidad beza de los privilegiados.
Tráguese la tierra el cadáver de es con ejemple: ella no muere del todo, sin e Hoy a las a. in. fue conducido de su casa de habitación a la Catedral, el cadáver de la que en vida fué doña Cristina de Fernández.
En un hermoso y negro catafalco fué colocado en Catedral, en torno del cual velaban numerosos candelabros cargados de candelas La misa fué suntuosa y solemnísima, La música estuvo a cargo de competentes profesores, de los cuales, resaltaron por su ejecución, los primeros violines y el contrabajo, El canto, cargo de Cano y Zelmira, sólo basta para decir mucho Sin embargo, nadie lo podrá negar, se conoció la emoción de Zelmira quien dió otra prueba altísima de su afamada competencia. Zelmira cantó hoy como nunca; se apoderó seguramente de cila un sentimiento excepcional de que pocas veces se habrá sentido arrebatada. las diez y media cuando terminó la ceremonia, fué conducido el cadáver al cementerio en lujoso carro fúnebre y acompañado de una concurrencia de personas de lo más granado de esta sociedad, como público testimonio del singular a precio con que en vida contó la extinta.
Paz sus restos. De La Prensa Libre)
htu orgullo de los Suardias El catafalco en la CatFol. Add La familia Guardia vale por sí misma. Privilegiada por la naturaleza con los raros, altísimos dones de la dignidad, el valor y el taJento, 110 vecesita acudir otras gentes ni otros hechos para exhibir la ejecutoria de su valer intrínseco: nadie podrá hacer sombra sobre la elevada montaña de sus merecimientos.
Tomás Guardia sacó de su cerebro y de sus brazos, de su propia persona, todo lo que necesitaba para ser, como fué, un patriota eini.
nente, in positivo civilizador de Costa Rica.
Mal podía Víctor Guardia pedir lo que tenia en sí mismo: fuerza, voluntad, patriotisimo; y eso le bastó para vencer. De quién podía solicitar Cristina Guardia algo que no estuviera contenido en la lámpara encendida por la naturaleza en su cerebro o en el tesoro que las leyes de la vida pusieron en su gran corazón?
Natura misma les hizo altos y fuertes y hermosos, como para demostrar la superioridad de su abolengo, y no han necesitado que se les transfunda otra sangre para que pertenezcan, ellos y sus descen dientes, la aristocracia de los gallardos paladines.
2078 lleváis la misma sangre; vosotros los que so las frentes, pues no llegáis cerrar la tumba cobarde perversa, sino la de una honral)
luz en la mente, mucho vigos varonil entre nito la humanidad desgraciada, en el alma y la virturl son in nortales y tienen nombres Guardar la tradición de su apellido llevan la sangre de los Guardias.
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