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Influencia de las madres de familia en la educación de la niñez 1 la lo iDO 11 de 0110 ilairo 12ersaue.
ISO ecgo.
nos de Cuántas veces hemos oído lamentarse a muchos padres de familia porque sus Infos, llegados ya cierta edad, desoyen sus consejos, se sublevan contra su auioridad y dao pruebas de poseer sentimientos abyectos aun antes de salir de la adolescencia, sin que les sea posible lacerlos volver a la senda de la razón y de la virtud que abandoDa dla siguiente de arrojar los envoltorios de la cuna, para lanzarse por el camino tortiuso del desenfreno social y de la degradación mundata! la verdad que es un espectáculo terrible ver falanjes de jóvenes vigorcisos, inteligentes, activos, bregando sin el menor respeto a la moral contra el coleso de acero del goístno, que al tocarlo se convierte en la nada y en la indiferencia que ha hecho su nido en el corazón de la tercera parte de la humanidad.
Por que? La explicación es sencilla, aunque muy triste daria conocer: porgue Tas madres han dejado de depositar en el lecho de la infancia los sentimientos que ins.
poran la moral, uno de los principales factores el que se basa la estabilidad de las sociedades modernas. y el desarrollo anónico y progresivo de amor entre los seres que componen el litaje humano.
Joveites esposas, madres virtuosas, vosotras únicamente me dirijo en el primer capitulo de este estudio! vostres recurrent fromenaje a la paz de los hogares, a bienestar de las generaciones venideras y la felicidad de vuestros descendientes: pses la exquisira sensibilidad con que Dios ba dotado vuestra naturaleza os permite regenerar el mtindo y dirigirlo con vuestro tino, por el sendero del amor y de la virtud, miendo a los hombres y acortando las distancias entre pueblo y pueblo Vuestra es esta tarea y vosotras correspondels obra santa de la regeneración socia. Hacédlo, al menos, por vuestros hijos y para vestra propia tranquilidad!
La educación de la nitez debe principiar en la cuna, al calor de las dulces caricias de la madre y al sou de las tiernas modulaciones de su voz. Nadie como la madre, en el apacible retiro del hogar, fotuta el corazón del niño y guía sus pasos cou ese amor que sólo ella sabe sentir, hacia la portada del mundo con la desiateresada y sublime Coristancia de los mártires que se sacrifican en aras de un sagradie deber. hoen profesor forma buenos sombres y muenos ciudadanos, una buena madre coupera a est obra formando el corazón de sus hijos para que el maestro complete la educación con la instrucción. Porque no debemos confundir la un con la tra, pues qeanitas son completamente distintas, toda vez que la primera es el fundamento de segunda. y ésta el complemento de aquélla. La educación no se puede interrumpiry ella pertetenece a las madres; al paso que la insincción, que en rigor es la tarea del maestro, puede trasladarse de una mano otra sin que sufra grandes alteraciones con la transferencia de dominio, si asi nos es permitida expresarnos.
Dios ha querido que el sentimiento del amor, pero de un amor verdadero, fuera la Diese exclusiva y inca de la civilización. quién puede civilizar y educar mejor sus hijos que una madre? lay, por ventura, un amor más puro y más verdadero que el que siente aquella que yelo por nosotros desde nuestro primer instante?
Abnegadas carifiosas inadres, si queréis hacer de vuestros hijos hombres virtitosus, si queréis dar miembros útiles a la sociedad y la patria buenos ciudadanos, edueados en la sana moral; en la moral que hace a los hombres respetuosos de todo aquello que nos liga con el resto de la bumanidad: respeto la propiedad, las ajenas opiniones a la desgracia y todo lo que puede coadyuvar al engrandecimiento patrio y la felicidad de nuestros semejantes. debo consignar aquí que una educación que no se basa en la moral es pernicio sa por no decir desquiciadora y el esfuerzo de las madres debe dirigirse derramar en el corazón de sus hijos la simniente de ese principio vivificador del alma, tanto con el ejemplo como con la palabra.
Tenemos un símil de la influencia de la buena educación que las madres proporcionan sus hijos. Alfonso XII, el Rey Vino ha sido educado por una mujer magná.
tima que ha sabido iniltrar en su corazón los bellos sentimientos que harán la felicidad de los descendientes de Pelayo, del Cid y de Beltran de la Creva.
Este ejemplos nos sugiere el siguiente aforismo: Las madres deben saber iormar madres. si, porque la mayor parte de los males que nos afligen provienen del caràc ter de las mujeres: el antagouismo político, las guerras de religion, les ambiciones personales, el orgullo, las vanidades mundanas, las odiosidades que desgarran is vitalidad de los pueblos: sodo esto ha pasado formar el carácter nacional, trasmitido por el caracter de las mujeres.
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