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Los tres caminantes De Apeles Mestres Traducción para Páginas llestradas Desorientados, sin saber donde iban ni de donde venían, caminaban tres peregrinos El camino era pedregoso, la cuesta pesada: el cielo cardena y amenazador.
Al venir la negra noche, una angustia inexplicable empezó a dominar a los tres viandantes, especialmente al más viejo y al más joven, Rodeados de tinieblas y fatigados, mas que de andar, de andar tientas, dijo éste. Para que seguir adelante? detengámonos. Por qué detenernos. Contestó el viejo mejor seri volvernos atrás. Vi una cosa ni oira arguyó el tercero. No ganaremos uada con dele. Te parece cosa buena Tespondió puerta abierta en semejantes horas y sitio?
bandidos?
Lanzó una carcajada el tercer peregr zaguin, gritó con recia voz;4h de casa!
No recibiendo contestación repitió la que la vez anterior. Cansado al fin de dar gt. Las bóvedas se llevan nuestras voces penetraron, pero como solo un sil avanzando los tres hasta llegar una vastisi y en la cual vieron con la natural sorpresa rosimil por lo opipara. Ani aparecían marav carnes y pescados, legumbres y frutas tan as para el olfato.
Pero nadie, ni una sola voz que a sus Rendidos de fatiga, de hambre y de sec parecia abrirles los brazos murinurando: Esto no puede ser otra cosa que el re tiva brinda a los caminantes extraviados. Tal Sant José, Costa Rica. Fachada posterior del Teatro Nacional Fot. Céspedes San José, Costa Rica. Vista entre Fot. Am. Céspedes y la 2a Calle De nernos, ni hariamos otra cosa que perder camino si nos volviésemos atrás. De cualquier manera la noche no puede ser más oslcare ni más desierto el desierto que nos rodea.
En aquel mismo instante vieron brillar lo lejos, muy lejos, una lycecilla que les devolvió la esperanza y las fuerzas. a cada paso que avanzaban iba creciendo aquella luz tan desmesuradamente que llegó a convertirse en anchucosa puerta de un castillo, abierta de par en par. Bendita sea la suerte que nos ofrece suntuoso hospedaje en el preciso momento en que rompe la tempestad, dijo el más joven de los caminantes.
2118 y lanzándose hainbrientos a los más sucul vorar como lobos.
Una vez saciada el hambre y no pudiendo los pirpados, se levantaron y entrando en otra lechos, durmiendo de un tirón hasta que la luz de Otra comida, semejante en un todo la de da en la mesa. Lena fresca ardia en la colosal mente, dieron miles de gracias al invisible hues se dignó aparecer. y salieron del castillo para pri
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