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os 3r.
res ¿Te parece cosa buena respondió el más viejo esta iluminación y esta puerta abierta en semejantes horas y sitio. No podría ser esto una cueva de bandidos?
Lanzó una carcajada el tercer peregrino y avanzado hasta el centro del zaguán, gritó con recia voz:Ah de casa!
No recibiendo contestación repitió la llamada, pero sin mejor resultado que la vez anterior. Cansado al fin de dar gritos, dijo a sus compañeros: Las bóvedas se llevan nuestras voces, entremos. penetraron, pero como solo un silencio sepulcral les rodeaba, fueron avanzando los tres hasta llegar una vastisima sala, espléndidamente iluminada y en la cual vieron con la natural sorpresa una mesa servida con una cena inverosimi) por lo opipara. Allí aparecían maravillosamente colocados toda clase de carnes y pescados, legumbres y frutas tan agradables la vista como tentadoras para el olfato.
Pero nadie, ni una sola voz que a sus voces contestase, Rendidos de fatiga, de hambre y de sed se dejaron caer en los sitiales que parecia abrirles los brazos murmurando. Esto no puede ser otra cosa que el refugio con que alguna alma caritativa brinda los caminantes extraviados. Tal vez un volt. una promesa as, ileDe sierto cecilla iba San José, Costa Rica. Vista entre la Avenida Central Fot. Am. Céspedes y la 2a Calle Oeste lanzándose hambrientos a los más suculentos manjares se pusieron deVorar como lobos.
Una vez saciada el hambre y no pudiendo resistir al sueño que les cerraba los párpados, se levantaron y entrando en otra sala tendiéronse en voluptuosos lechos, durmiendo de un tirón hasta que la luz del día los desperió.
Otra comida, semejante en un todo a la de la noche anterior estaba servi da en la mesa. Leña fresca ardía en la colosal chimenea. Almorzaron alegremente, dieron miles de gracias al invisible huesped que ni en aquel momento se dignó aparecer y salieron del castillo para proseguir su caminata.
urosa preciso 2119

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