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De ayer (Niñerias)
PC Floreciniientos ter bitaciones ocupadas por enfernos, han oido con sus propios oídos. cómo invitaba a los neribundos comparecer. conno es natural. cadáveres ell el cementerio En las fiestas que hacían los indios, en lioner sus dioses, la representación del bulio tenía un puesto importante. El bulio y la ser.
piente eran para los indios lo que la muerte y el diablo son para mosotros: personajes indispensables en toda mascarada.
En la rica colección de objetos de piedra que el señor Obispo Thiel trajo, en 1881. del Palmar de Boruca. existe una pieza valiosa représentando una lecliuza tecolote que lleva en el pico una cabeza umana sujeta por la barba. Esta importante muestra arqueológica mide 80 centímetros de alto, incluyendo el pedestal, que tiene la forina de un cono truncado, invertido. La ejecución de la obra es muy perfecta, de piedra compacta. pesada y color gris. Il señor Obispo pensaba que esta figura representa la lechuza arrojando la semilla del primer hombre sobre la tierra, y así lo consignamos en nuestro catálogo de las antigüedades que se exbibieron en Madrid el año 1892: pero el dicho indígena de que cuando lccolote cunta indio mucre, y el hecho de representar los indios figuras de guerreros que llevan en la mano derecha el hacha y en la otra una cabeza lumiana parecen indicar que esta lechuza representa el símbolo de la muerte y no el nacimiento del primer hombre.
Por otra parte, según la tradición de los naturales de Chirripó, fué un murciélago inmenso, salido de las rocas primitivas, el que comenzó regar sobre la tierra las siuientes de la primera vegetación y es natural pensar que al murciélago, y no la lechuza, se atribuyese el origen de la vida sobre la superficie de la tierra: además, en las figuras de oro y cobre dorado que tenemos sacadas de las guacas, se da al murciélago una particular preferencia representativa.
Entre las antigiiedades procedentes de San Isidro, le visto dos buios de piedra blanca amarillenta, que miden 17 centímetros de alto cada uno, bien trabajados y tan semejantes uno al otro que parecen ejecutados por un misino artista. juzgar por el tamaño, la posición de las piernas y la forma abultada del cuerpo, debemos suponer que los antiguos pobladores de San Isidro rendían culto al estucuri, conocido hos con el nombre de Scops mudipes, que es la especie propia de aquella región y la que pueden referirse con mayor propiedad estos dos idolos de piedra, pertenecientes don Félix Wiss.
Los indios de la Argentina consideran a la lechuza como hermana del espíritu maligno, lo cual es una prueba más de que la superstición respecto de estas aves se hallaba extendida por todas las tribus indígemas de América.
Siguiendo el curso de la civilización en todos los pueblos, a través de los tiempos, consultando documentos antiguos, examinando inseripciones, observando pinturas. grabados, relieves y esculturas arqueológicas, llegamos al conocimiento de que el hombre de todas las épocas ha risto siempre con inarcado interés la Naturaleza, admirable en su conjunto y subyugante en sus nenores detalles.
La pequeña. ua morenita de rosad llo que a felpa ba lindamente las mejillas. que le formó gran cola y le dificultó el ani la tolalla blanca del lavabo, envolvió su cién nacido, y tornándola en los brazos co toneando al comedor donde había dispues sitarlas. En cuanto llegó a ellas las ab personas; sentose en una arreglando coq tendida en el suelo parecía la cauda de ti pecho el nene de trapo que acababa de en largo y tendido ante las silletas cuya inu. Qué tal. Lola? Ud. Luisa Nosotros regular, sólo que sin sirvientes xó en cama y las muy indinas se fueron está insoportable, ya no has vida. Figú con el enferino! Si parece que no tuvieran 110 Son raza humana. Pres Mignelit ya hoy no tiene calentura. ily. si viera He tenido que cuidar al enferino, barrer, pa de papa. eh! de mi esposo. yer. tó que le iban a traer un chiqaito. Quéc de pura verdad. Esta mía no me deja mase: llora mucho. Quién sabe si le due voy porque dejé sola la casa y tengo ¡Qué lindo un chiquito. Cómo será que tener uno, pero nadie me dice cómo lo pu nietió uno de carne y vivo. El otro día que rue regalara el de ella no quiso.
que se fué me lo quitó la fuerza. se lo ver. Mamá dice que va pedir uno ya cncanto. El inurmullo incesante del monólog inadre de aquella inujer en ininiatura: puntillas y se colocó tras la puerta del ce ción de su encantadora hija era el juismo nifiitos, la tendencia anticipada ser in señora oyendo el eco de sus conversacioncito de oro de su corazón. y saliendo súb clamó placentera. Niña, has hablado como una tara La muchaclia cortó inmediamente e pie para retirarse, pero su madre la detuv Sí, lija. pediremos pronto un cl ti. duerino con él y lo envuelvo yo. Sí, sí; es claro.
Anastasio Alfaro 2720
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