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vecinos compadecidos de la señora. por otro: y ella misma, desgreñada en la angustia, con el pañolon mal colocado azoradísima recorría las calles preguntando de puerta en puerta por su única bija, por su adorada morenita. Cuántas cosas podían pasarle ma criatura sola por esas calles!
De boca en boca corría la nueva de haberse perdido una niña, provocando tamaña noticia los aspavientos del caso. cuando la dolorida madre guiada en sus pesquisas por su instinto sagrado fué parar a la casa donde había entrado su hija.
La morenita, cuando se cercioró de que en el corredo no liabía nadie empujó una puerta medio entornada y quedó su vista un elegante dormitorio. Todavía aplicó la orejita cuidadosamente en todas direcciones, pero no se oía el más leve ruido. Ani tenía. pues, su casa.
y tanto buscarla. Bobita había sido ella que desde antes no tomó la resolución que tan feliz la estaba haciendo. La alcoba tenía una elegante cama. cuadros, alfombras. piso reluciente, inecedora, sillas y un tocador de herinosísima luna veneciana, bien provisto. Aquí está lo que yo deseaba. pensó. y colocó su sombrero y la sombrilla en la cama para revisarlo todo minuciosamente. Después se acomodó en una mecedora y estuvo balancéandose. Descansó así unos momentos; enseguida arrimo frente al espejo una silla de caoba sobre la cual se arrodi116 y con gran coquetería comenzó a destapar cajas, frascos y botellitas para empolvarse. perftuarse y peinarse, olvidándose de todo en su tarat femenina. Tan enbargada estaba en ella. que lo ovó el ruido que hizo la perilla cuando abrió la puerta del aposento una señora que renia acompañada de un caballero: una pareja sin hijos, que los deseaba hacía algunos años. La sorpresa de los señores fué grande, pero se detuvieron en silencio a observar. La chiquilla se ponía en jarras frente al espejo y se contemplaba u rato: se hacía fazos, se acinturaba. La pareja en vez de disgustarse por el atrevimiento de una niña desconoci da para ellos. quedó heclizada con las monerías de la mujercita linda.
y laciédole mil bullas le preguntaron: Hijita, que está haciendo? la niña. en lugar de axustarse correrse, apenas sorprendida por los visitantes, contestó con mucha serenidad. Me estoy arreglando. Pero quién la trajo aqui?
Yo solita, que andaba buscando casa y me encontré esta. Como ini mamá no me quiere, me fuí.
Después llovieron las preguntas y respuestas. tan en gracia cayó la chiquilla. que resolvieron los esposos dejársela para su recreo hasta que enviaran buscaria.
Horas después entró de exabrupto la madre desesperada, y sin saludar siquiera, se eclió sobre su hija, llorandi, abrazandola y bendola. Concluídas las explicaciones necesarias y cuando todo se tranquilizó la madre con su niña en los brazos, prorrumpió en exclamaciones: Qué horror, qué susto lle padecido! Crei que un hombre de mala fachia vecino de casa se la había robado! luego mirando la cara su chiquita, agregó. Qué hubiera hecho yo sin mi hija?. me muero. No mamá. contestó muy fresca la morenita. hubieras pedido para ti el chiquito que me ibas dar.
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