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dotes de Menfis consagran Osiris la musica de sus tímpanoa y de sus sistros; los levitas en el templo de Salomón celebran las glorias de Jehora, acompañados de cimbalos, kinores, hazures y nebeles.
Desde los tiempos más antiguos ia flauta era conocida por los hebreos. los chinos, egipcios. griegos y romanos. Hasta el pueblo más atrazado llega inventar su instrumento caracteristico, así aparecen en diferentes países en diversas épocas, por aquí el cara zillo y la zampona, el pifano, el salterio. el tamboril y la chirimia: por allá, el Crótalo, el tirso con cascabeles, la gaita y la ocarina: de otro lado, las castañuelas, el triángulo, el bombo, los platillos, el tam tam el pabellón clinesco. Los franceses toman la cornamusa de los ingleses la gaita de los piainonteses: los toros llevan España la guitarra, va conocida en el Oriente. Se propagan rápidamente el la úd, el orabin y el monocordio, la bandurria. el bandolín y la viola. lo inismo que todos los instrumentos de percusión destinados sólo marcar el ritmo, y los de efecto fijo y musical, liasta llegar al rey de los instrumentos de cuerda.
al violín perfeccionado de Stradivario. que los griegos hicieron consistir en el piectro de laurel de Dafne, guarnecido de un mechón criues del Pegaso.
En los aristocráticos salones el piano es el confidente de las penas y alegrías, que ríe y llora. gime y canta como una arpa eolia, con toda la pumpa instrumental que dejaron los grandes maestros sobre el peu tagrama, así sea para presidir la bulliciosa danza. o para seguir a la rozlimpia hipnotizante, con la fidelidad y el cariño con que el perro sigue las huellas del amo.
En los templos católicos, la sonora y vibrante campana, convoca los pueblos la paz y la oración, desde lo alto de las torres, il veces grave y amorosa. en ocasiones triste, y con frecuencia alegre placentera. Los campanólogos ejecutan aires amentos y sonatas religiosas. No así la trompeta y el clarín, que desde las almeras de la fortaleza, inflaman los corazones de los hombres, con sit acento bélico, empujan estos la destrucción y la matanza, como lo hacía la iron peta de Miseno citada por Virgilio.
La Iglesia la simbolizado las voces de todos sus escogidos en los raudales de notas, que en las grandes catedrales brotan a un sólo soplo del Organo maravillosa y complicada invención, síntesis y resúmen de los más delicados instrumentos, Isa plegaria inocente de la virgen, la palabra inflamada del confesor, la elegía del monge, la turbación del penitente, la exclamación del martir. allí están representadas, confundidas fraternalmente, auxiliándose y robusteciéndose unas otras tenues y suplicantes reces. y en ocasiones ruidosísimas y aterradoras.
en trinos y trémolos, que sin interrumpirse pasan del tono más apacible al más estrepitoso, para cantar al unísono la gioria de Cristo, cual la cantaron los ángeles en torno del establo de Belem. como la cantará la trompela final del Apocalipsis, todo en una vibración solemnemente mística. ligada y tuisteriosa. inil veces más dulce que las flautas pastoriles en las imaginarias praderas de la égloga. Siatias Quesada 2789

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