Guardar

La conferencia de Segarra En el Teatro Nacional Domingo de abril Xos comunica su impresión cuando creer que aquel joven de voz atiplada y fuera en realidad el aplaudidisiino composi Sixtipa.
Certó la segunda parte con la Apote del eminente Doctor en Ciencias parisino.
de Instrucción Pública y otra de Relacioni palpable la chispa de su ingenio.
Después del intermedio, el terceto Echandi, Cardona y Lufkin, ejecuta con ción preciosísima.
Por avanzada la noche, tuvo el señor sos del programa:. puntes campestres y ces comienzo con Paisaje trapica. un cu vívidos colores que no pudimos menos de De su Excursión por Talamanca y bló finalmente el conferencista. Pero come obra Costa Rica, que muy pronto verá ción del libro para hablar mejor de ellas.
En suma, la conferencia toda fué agradable, pues el señor Segarra no sólo que reviste su oratoria de tal amenidad, qu la salpica de una gracia encantadora.
La razón social Segarra y Juliá no es desconocida entre nosotros. Dos jóvenes fuertes y enérgicos que impulsados por noble idea han recorrido muchos países, sin más capital que su inteligencia y su voluntad de acero.
Por segunda vez se presentaba en nuestro coliseo el señor don José Segarra, ofrecer a nuestra sociedad las impresiones de viaje que él ha sentido tan londamente y sabe describir de manera admirable.
Como la caricia de un rayo solar que abre el broche de una flor, un forrente de armonías hecho brotar por las delicadas manos de tres artistas, doña Elsa de Echandi, don Ismael Cardona y don Lufkin, fué el beso de luz que abrió la corola de las flores del pensamiento, que de su cáliz iban a despedir el aromoso perfume de la idea.
Una noche en Marsella. fué el primer cuadro que nos presentó el conferencista: la Compañía Segarra y Juliá se declara en quiebra con dos francos en el bolsillo y va a parar las celdas de un convento, donde pasa una noche de bohemios tristes y viejos, en vez de haberla corrido como la corren en aquella ciudad los bohemios modernos en el summum del placer del vicio. Con delicadeza y sentimiento nos pinta una virgen que, en el estrecho dormitorio, colgaba de un claro dei muro, alumbrada por una lamparilla; y aquella imagen le hace recordar a su madre que llora ante aquella luz que se le figura representar la ausencia del hijo.
Con plétora de verba nos describe luego la Vida napolitana y la Visión de Pompeya. dando un soberbio brochazo su cuadro cuando desde la orilla de la boca infernal del Etna contempla el inmenso globo de fuego que lanza una cascada de oro derretido sobre la superficie del inar.
Hubo un intermedio de diez minutos, y la señorita Luisa Montero cantó dos trozos musicales, de mo de los cuales, es autor el joven don Julio Fonseca. Feliz estuvo la señorita Montero.
Vuelve aparecer el señor Segarra y nutridos aplausos espontaneos lo saludan.
Con bastante naturalidad narra su presentación a las puertas del exMinistro Crispi, y la insolencia. del portero que tomándolo por un anarquista lo rechaza, hasta que un joven llega y lo introduce en la habitación del político italiano con el cual celebra uma interesante entrevista. Luego, su visita Edmundo De Amicis, rodeado en esos momentus de una aureola popular. El fecundo escritor italiano conñesa Segarra que no irá al Senacio, porque los literatos son nocivos al preblo en la tribuna parlamentaria. Bien sabe Dios el motivo!
La guerra Al Doctor José JH De odio, de rabia. de amb de torpe encono y de renc el espanta ble monstruo ni el liierro blande en la inar De sus ruines pasiones al huye la libertad; y clama en la contienda sanguinos con altas voces el derecho Robo, miseria, escándalo con loco afán esparce por por sobre el justo al crim Abate al polvo la virtud y escribe, en el furor que la muerte de la Patria en P:00 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica

    France
    Notas

    Este documento no posee notas.