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frente la balsa de agua; y al final, bajo el número 21, los cinco dioses de las lluvias, parecen despedirse definitivamente, siguiendo el curso de un rio.
Con la entrada de la estación seca, la diosa de los telares (número 16) se entrega la extracción de la fibra y confeccionar las ricas telas, cuya materia prima le proporcionan las plantas del algodonero y del maguey.
Los indios (número 5) reciben con viandas los convidados de la fiesta; mientras otros (número 7) ofrecen, de rodillas, manjares su dios festejado.
Otras figuras que aparecen en el cuadro (números 10 20) representan los dioses del baile, de las cosechas, del pulque, de la pezca, de la salud, del fuego, de la tierra, etc. todos los cuales tomaban parte en la gran fiesta de Tlaloc.
Con los número y están marcados: la balsa de agua en que se depositaban las ranas y serpientes, que los mazatecas tragaban vivas. Si fijamos nues.
tra atención en las serpientes que los mazatecas tienen en las bocas, veremos que son serpientes de cascabel (Crotalus terrificus) probablemente, pues no de otra manera habrían pintado los indios esas serpientes con las colas terminadas en tres y cuatro cascabeles.
Dispersión de las lluvias por el viento, entrada de la estación seca, y acción de gracias por el éxito de las cosechas, en honor del dios de las aguas, esa es la impresión que me ha producido este importante documento indio, que el genio de los arqueólogos e historiadores americanistas ha hecho circular por todo el mundo.
Anastasio Alfaro La audición del jueves La noche del jueves último, fué una noche simpática y de agradables impresiones para los que tuvimos el honor de ser invitados una audición musical de carácter intimo, con que nos obsequió en nombre de su bella hija Encarnación, el señor don Fernando Mayoral.
Sólo de nombre conociamos a la señorita Mayoral, quien por sus talentos dejó gran fama como pianista en la ciudad de Barcelona. Allá resonó su nombre con entusiasmo y cariño: ello lo sabe ya nuestra culta sociedad, por haberlo pregonado revistas y diarios, y hoy podrá admirarla, una vez que tenga la dicha de verla ejecutar en el piano y de oirla cantar, con esa gracia y sentimiento que acompañan su belleza y juventud, cualidades que se completan en la artista.
La señorita Mayoral es artista genio: así lo proclamó la noche del jueves el pequeño auditorio, que pudo calificar las justas apreciaciones de profesores en el arte, de la vieja España.
La oimos ejecutar trozos admirables: sobre todo uno, que parecía la piedra de toque de los grandes piani:tas, tal era la continua y difícil variedad de la ejecución, ya delicadisima, ya enérgica. y siempre elegante.
Cnando concluyó ese trozo magistral, el entusiasmo fué febril y una salva de aplausos prolongados fue el premio que recibió.
Luego fuimos sorprendidos con su magnífica voz, voz bien timbrada, clara y potente, voz que llena los espacios con sus dulces notas, y que conmueve los corazones con su sentimiento.
En esa memorable velada tomaron parte también, la excelente pianista doña Elsa de Echandi, y los señores don Carlos Gutiérrez Umaña, don Ismael Cardona, el señor Lufkin, todos conocidos como hábiles profesores.
El auditorio lo componían casi todos los profesionales en el divino arte: el señor Presidente de la República, don Andrés Venegas, las distinguidas señoras doña María de Herrero, doña Emilia de Gotay, doña Jesús de Carrillo, y las simpáticas y bellas señoritas Graciela y Amparo González, Gemma Durini, María Aragón, Angelina Isabel Castro Méndez, Marita Leary, Enriqueta Hine, Angela Herrero, Julia Chamorro y distinguidos y cultos caballeros.
PÁGINAS ILUSTRADAS se complace en presentar sus respetos la señorita Encarnación Mayoral, y sus afectuosas felicitaciones a su padre don Fernando y señora, por los triunfos alcanzados por su querida hija.
Abril de 1907 Slenio Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica

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