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SEÑORES aon Cleto González Víquez Antonio Zamorana Fernández Ferraz Fernández Guardia Leonidas Pacheco Ricardo Jiménez Luis Torres Acevedo Félix Mata Valle Ramón Matías Quesada Manuel de Jiménez Luis Flores Aquileo Echeverria Alejandro Alvarado González Rucavado Elias Leiva Ernesto Martin Martin Carranza Zúñiga Montúfar Jenaro Cardona García Monge Anastasio Alfaro Fidel Tristán Arguello de Vars Leonidas Briceño Brenes Mesén Pablo Biolley Ramon Zelaya José María Zeledón Daniel Ureña Agustín Luján Faustino Viquez José Alfaro Lisimaco Chavarría León Fernandez Domingo Monge Eduardo Calsamiglia Guillermo Vargas Rafael Angel Troyo Montero Barrantes Fabio Bauarit Rafael Villegas Lloret Bellido Modesto Martínez Enrique Hine Saborio las letras, limitación a sobra en este momento, bre: el arte, hemos veni antonomasia la expresior yo agente material es la parte, ocioso decir igua cicio de las letras cont guno otro arte la prop ra humana en todas sus se extienda y perfeccior cultivo de la literatura eficaz y más noble será talísima que le toca hac humano en la lucha por e cial, Entre nosotros ha ha vadores delas letras, y las han cultivaão sin du con gloria; pero no podr actitud que ha habido li porque este nombre no só sión de conocimientos ge de literatura sino tambi fesional de las letras; el arte de escribir está de constituir entre noso ble de subsistencia. Lo el arte lo cultivan, por modo absolutamente desin afición, mejor dicho, y. cias que despiadadamente de acuair oficios más el sustentos para atende.
otro orden, pero siempre tura En este sentido, tier tanto, muy escasa la infl viene ejercer en el mo la República; otra cosa si los cultivadores del a SEÑORES: Ha descendido a la categoría de lugar Común el decir que el arte es un agente de civilización; seria, por lo tanto, ocioso, y hasta ridículo, tal vez, entrar en consideraciones de índole filosófica para demostrar la exactitud de ese apotegma, que traduce Sintéticamente un sentimiento inherente a la Humanidad y que, mayor abundamiento, está Consagrado por la historia con testimonios tan brillantes como inequívocos.
Al hablar ahora del arte, quiero, sin embargo, referirme solamente al cultivo de 2300

    José María Zeledón
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