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Lua. le hará compania a su hermana y le ayudará a cuidar al sene.
Todos se quedaron en silencio. La gente menuda se fué a dar vueltas de carnero sobre el zacate de la Sabaneta y correr en la planicie alumbrada ya por los últimos destellos del sol poniente. De pronto sono un largos sonoro beso como el eco poolongado del amor que canta su dicha entre la sublime niajestad dei cristal azul del cielo y la inmensa campina solitaria y hermosa. Las somn bras de la noche y sus eternas luminarias fueron corriendose sobre las montallas y el Plano basta cubrirlos con su imponente misterio nocturna. Desde la elevada caña donde se habia eucaramado. Sacudiendo ruidosamente las alas de vivos colores, y aizada con orgullo la pequeña y fina cabeza, un gallo abrió el pi.
co para despertar las gallinas durmilopas echadas unas en el guayabo recimo: con el, en las cañas sucias del gallinero, las otras. La aurora pintaba de plata las nubes: algunas estrellas esfumadas tras la al borozante lux, titilaban aún en las desvanecidas sombras, como fugitivas sorprendidas por el sol: y radiante abanico portentoso se abriatras las cordilleras que limitaban el torizonte. En la casita de madera pintada de blanco Curl ut jazmin, no se oſa ruido. poco alguien tosio repetidas veces: un rato después se abrió una ventana y apareció una tano femenina y un torneado brazo desuvdo, arrojaron un poco de agua de jabó al patio, y se cerró inmediatamente la ventana.
Sobre los campos bense tendiendo alfombras de rosa y gualda, y se escuchaba del mtudo alado la rrala alegría por el toxo y lechizador despe de Oriente.
Elmozo, en camiseta, salió al patios recostó su escopeta y uu tahali en el barandal del corredor, acercóse luego a un mollejón, y en cuelillas púsose afilar el machetede trabajo. Su mujer, al verle salir, le dijo: No te vayas porque el café está listo. Ahorita te lo doy: ya va hervir el agui.
Efectivamente, aun no había acabado su tares de afilar su instrumento de labranza, cuando lo volvieron a llamar para entregarle un buen jarro de café con pan amasado en la casa. mientras el marido trasegaba con delicia su kromosa bebida, la esposa se pegó al pecho el mamoncillo de cuatro meses para hartarlo de leche antes de irse.
pues el pebre no la probarís mas basta que ella volviera, debiendo contentarse en el intertanto con aguo midi que sus hermanitos le preparasea en ausencia de su madre, EI chiquitin se regaló su sabor, y solto el pecho porque no podia más. Entonces la acostaron con Lila, quien, como su hermano, a pesar de haber tomado café en la cama, a donde se lo llevó su cuidadusa madre, no pensaba auu dejar las calientes cobijas.
Ya se le veía la cara al sol cuando in feliz pareja encaminó la laguna admirando al paso los prodigios de la Naturaleza que con inusitada fuerza se les metian dentro del alma, cual si fuese la primera vez que disfrutaban de semejante espectáculo.
Soles, los muchachos se creyeron en la gioris, en lugar de vestirse se entretuvieron jugando en el aposento. Por fin, fastidiados de reir y molestarse resolvieron formalmente sosegar su infantil actividad y se pusieron la ropa de todos los dias. La nina su camisa y falda cort; el muchacho su camiseta de algodón y sus calzones soste midos por un solo tironte. Lilague fue la que estuvo lista primero se dirigió a la con cina con ánimo de encender el fuego que estaba en cenizas, pero dijo antes su termanos; Date prisa y cuida ese chiquillo mientras yo enciendo el fuego. Anorita te voy acompanlar, Bueno; contesto obediente el muchacho. en seguida cogió carifiosamente su fermanito, lo arropó bien en los pañales y se lo llevó después la troj. La troj estaba repleta de mazorcas de maízsin descascarar desde el atto anterior. duras penas trepó con el nifito hasta el techo. Las mazorcas, en tan peligrosa ascensión rodaron raidosamente hasta fuera del cobertizo de regiones, cubriendo una parte del suelo del patio. Una vez arriba el mocito arreglo un nido al chiquita en donde lo scomodo con muchas precauciones, procurando que no se maltratará aquel tierno cuerpecita. Después le cantó, le hizo init monerías y lo contetapló como pudiera hacerlo una madre.
El niño, por su parte, parecia comprender todo el amor que se le manifestaba: refa su hermano cuantas monadas inventó para entretenerle, le tendia los braeitos y con enCusiasmo menea ba las piernas gorjeando como un pájaro. Bien sablan sus padres la solicitud que sus hijos mayores desplegaban siempre por aquel adorado brote de human nidad De esta guisa deslizábase el tiempo, cuando la infantil y dulce escena del cobertizo fue interrumpida por un grito desgarrador que parecia proceder de lejos. Con la sorpresa pintada en el gesto, el muchacho presto atento pido para cerciorarse de que no padecía una ilusión. Los gritos continuaron, y distintamente se escuchaba que salían del intenaba de ilia y concarlo de la ctistofelice pleras. El Cu puseet 2) un la cabeza casu espotehacho, ie por poco tipo recornde estaban citis. Sabe. SOMOS ve tetcinsiento de Pasaron vo Yo quisiera Tan lin2309
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