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Sombras humanas rior de la casa. Pero de esto apenas pado darse cuenta el. porque insediatamente se le apareció su hermana disparada como una exhalación, ardiendo, llorando desesperadamente, pidiendo socorro y sacudiendo los brazos como una loca. Verla el muchacho y saltar sobre ella desde la cumbre del monte de qualz, como saltaría un gato mortes desde la cima de una pena, todo fue uno. Con las puras mantos hizo poderios por dominar el fuego la arrojó sobre las mazorcas esparcidas en gran cantidad por el empedrado, y le aconsejó que se revocara en la pura tierra del patio. El también lloraba raudales, lanzaba exclamaciones y se movia acongojadisimo de aqui para allá sin atinar mayor cosa de provecho. En medio de su aturdimiento concibió sin embargo la idea de ir traer balde de agua que estaba en la cocina, corrio, lo trajo y se lo versió cima la muchachuela, consiguiendo así extinguir el fuego que cruelmente la databa, y que ya ella había apacignalo inucho revolcandose en el suelo. Perola la infeliz victima no pudo moverse desonés: lo que hacía era llamar sus padres con tono doliente, proti riendo veces terribles aves que partían el corazón, proteados por el martirio de ho Trendas quemaduras Los pedazos de trapo encendidos que a las ropas de su hermano había arrancado el muchacho y arrojándolas en la congoja, al acaso, en cualquier parte, coltando el ensañamiento arroz de un negrisimu destino, pusieron trega ett las marcas, cuyas 1110s, cascara seca, delgada y combustible, ardieron como la poison; y de unas a otras hasta llegar a la trojtritsmitieron el destructor elemento con la vertiginosa rapidez del rivo. El viento sopla con su fuerza acostumbrada y avis la hoguera: de pronto, CTE pitando siniestramente y lirando espacio, en todas direcciones, grandes brasas, se formó una lengua de fuego que comenzó a lamer el combustible, y de repente se extiro y envolvió cual una bandera roja el montón de mazorcas apiladas baja el cohertizo de regtones. La llama no se detuvo andazmente se lanzó fuera del tecbo. cesahando ai viento, pero sometida al capricho del aire, se tendió en abrazo de ruina y muerte sobre los techos de la casa bianca como un jazmin, mordiéndolos con furor.
En cuanto el niño vio la lengua de juego en la truj, voló convertido en un héroe al salvamento del chiquitin muy querido. El pobre inocente, incapaz de valerse por sí, se había quedado eurrucadillo, como un polluelo de contemais, en su gran nido de tusas, y tan contenito que le brillaban los ojitos de felicidad. Jasiue en vano el esfuerzo: sofocado, renegrido, chamuscado, agosizaba ya el botoncito más tierno de aquel hogar.
El incendio tomaba proporciones terribles y Hacia el ruido de un gigantesco fuelle en actividad recorriendo toda la casa en su infeua tarea destructora.
Eu el pecho de su cariñoso hermano, que la veía agonizar, expiró la criatura a poco de quitada bravamente a las llamas. El muchacho, el rostro desescajado, despavoridas los ojos, sollozó convulsivamente y dejó rodar las lágrimas hasta la tierra, donde se embebieron.
Poco después arrebataban los vientos carbones y cenizas batiendo furiosos Jos The STOS escombros humeantes. aquel valiente hombrecito, que habiendo salvado quizá la vida de su hermana fué impotente para librar la del pequenin, miraba atónito y cadavérico su casa en ruinas. Todavistu. so arrestos para pretender trasladará su hermaya, tendida aún en el suelo, a otro campo más propio: pero ella, al sentir que la tocaban, dejó escapar tales aullidos de dolor, que si viño abandonó su crpresa. Entoncesiodavía con el cadáver de la criaturita apretado contra el pecho como si se lo inean árular pelsundo tal vez que iria a resucitar, sin valor para dejar aquellngar de desolución, arrodillosc al lado de su hermana, siempre con el niño en los brazos porque no se atrevio depositar loen el suelos, volvió tristemente los ojos inundados de lágrimas, tia boveda del cielo endemanda de inisericordia, y vio en ese momenta crazar silenciosamente por el espacio azal una sola garza que pasó por sobre su cabeza volando muy alto, luyendo del torbellino de humo que subia de los escombros, y nlejándose velczmente de la laguna cuyas sombrías y tranquilas aguas habian sido el secreto do su largo y atrevido vuelo, Aino la pobreza.
Esos seres que discurren por las esca brosidades de la vida llevando a cuestas enorme fardo de penurias, privaciones y desdichas, son mis hermanos. Por eso ti. ol. mísero chinito de pupilas apagadas. dedico estos renglones, quizá los más ingennos que Jiaya escrito en mi existencia. los más colorosos, los más profundamente sentidos. los más prolongadamente puros.
Cuando te contemplo allí en la puerta del inercado, con el bordón grotesco empuñado en tu mano exangüe ytemblorosa, cuando te encuentro allí cobierto con haraposque te dio tal vez otro mendigo, cuando te miro la faz narchita coino un cardo envejecido, cono una escultura asiria y me fijo en tu sonrisa tan amarga, allítan solo, en medio del desfile de tantos y tantos mo presencia, en apariencia más dichosos e acaso suenas con tu cboza humilde que extenso campo de Xan Rin tal vez strefi con la vuelta de las palomas sagrada canicula en que el sol. como un rubi planicies alfombradits de arrozales rubic Los enormes eucalyptus perfunad que fingen el gru gru de la seda. al ser a das de techos curvilíneos, las fuentes mis los quitasoles de palma. los enormes y soinbra de bosquecillos de morales, el az las tardes escariatas del gran imperio con todas sus bellezas ignoradas, van des raro jardín que renovara incesantemer Tus vigilias y tus hambres se adorin do piensas en tu madre que quedó allá me tu partida un país desconocido Yo seria tu lazarillo para ser desc desfile de las soberbias Humanas, cubrie oro y con las sedas.
Claudio González Srcerado Deci 17 2310

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