Guardar

Sombras humanas ele duшоу Besnas les.
yor Cantarte a la indigencia fue miculto ynanci mi incessario perfumonialtirano niat estolto, pero al huérfano siya proletario.
que Tuliado yas TLS det Te se stiro o de to al sobre Terve. por de fueruci Fuelle לכן 1:3 despa don 11quiza. cada mia, dejó. ico11 ensdillose sitar elo en espacio arbell:as som Amo la pobreza.
Esos seres que discurren por las esca brosidades de la vida llevando a cuestas enorme fardo de penurias, privaciones y desdichas, son mis hermanos. Por eso tí, oli, misero chinito de pupilas apagadas. dedico estos renglones, quizá los más ingenuos que la ya escrito en mi existencia. los más dolorosos, los más profundamente selle tidos. los más prolongadamente puros.
Cuando te contemplo allí en la puerta del mercado, con el bordón protesco empuñado en tu mano exangue ytemblorosa, cuando te encuentro allí cubierto con haraposque te dió tal vez oiro mendigo, cuando te miro la faz inarchita como un cardo envejecido.
como una escultura asiria y me hijo en tu sonrisa tan amarga, allí tan solo, en medio del desfile de tantos y tantos mortales que apenas descubren tu presencia, en apariencia más dichosos que tú, me parece que suerias; sí, acaso suenas con tu cliona lumilde que dejaste allá, muy lejos, en un extenso campo de Nan Kin. tal vez sueñas con las bandadas de grullas, con la vuelta de las palomas sagradas que se fueron una tarde de canicula en que el sol. como un rubi gigantesco, rodo sobre grandes planicies alfombradas de arrozales rubios y trigales blondos.
Los enormes eucalyptus perfumados, los susurradores bamboes que fugcui el gen gou de la seda, al ser agitacios por el viento, las pagodas de techos curvilingos. las fuentes misteriosas, los sacros cocodrilos.
los quitasoles de palma, los enormes y grotescos Budas sentados a la sombra de bosquecillos de morales, el azul de las mañanas asiáticas y las tardes escarlatas del gran imperio del té de las sedas y las lacas, con todas sus bellezas ignoradas, van desfilando en tus recuerdos, como un raro jardín que renovara incesantemente sus frondas y sus flores.
Tus vigilias y tus hambres se adormecen en el fondo de tu sércuando piensas en tu marire que quedó allá muy lejos. muy lejos, llorando iu partida a un país desconocido.
Yo sería tu lazarillo para ver desde la altura de tus pobrezas el desfile de las soberbias Humanas, cubriendo sus llagas morales con el Oro y con las sedas.
23

    Notas

    Este documento no posee notas.