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Evoluciones Los hombres presentan, como los planetas, fases: en el curso de las grandes transformaciones podemos contemplarlas bajo sus variados aspectos.
Muchas existencias, observado desde el punto de vista moral, componen la existencia del hombre. Ayer, en su estado de salvajismo: más tarde, confundido con los animales y elevando éstos su nivel cuando en la Edad Media los fueros, las costumbres y los estatutos juzgaban los seres irracionales, la época de la criminalidad de las bestias, llamémosla así; después de la idea geocéntrica, la solidaridad del hombre con los animales, primero establecida dentro del totemismo, luego desarrollada por la teoría de Darwin, con base científica; surge enseguida la doctrina de los derechos de los animales ante el hombre y los deberes de éste para con ellos. Hoy, la supremacía del hombre, a la par que un sentimiento de unidad, de donde nace la afección del hombre culto hacia el animal: sentimiento que llega hasta su protección y defensa. Mañana, conforme con la ley de las evoluciones, quizá el hombre trate de domesticar las fieras en la selva misma, donde los árboles añosos serán sustituidos por los nuevos que ha de plantar la civilización.
Las grandes innovaciones, precursoras de las grandes transformaciones, necesitan igualmente de grandes fuerzas para llevarse cabo. El impulso de la idea es el empuje más poderoso. aquí de las luchas, desvelos y sacrificios del hombre que alentado por nobles propósitos trabaja incansable en su empeñada tarea de reconquistar, de rehacer, de dar mejor forma lo existente.
Algo así como el agua que en su caída constante horada la piedra, ha venido abriéndose paso la fuente de la civilización descargando de contínuo su torrente sobre la ignorancia, ese duro peñón inmenso que muchos siglos contemplaron inamovible amparando la tiranía de la conciencia.
Surgió la libertad, y el pensamiento tendió sus alas por el infinito.
Los años se van sucediendo: llegan, pasan, se alejan: vienen nuevos, y otros, y otros, porque la cadena del tiempo es eterna: y el pensamiento recorre largas distancias, dirige su vuelo en todas direcciones, vislumbra nuevos horizontes, los sigue, y aparecen otros, y otros, y no halla fin su carrera, porque el espacio es inacabable. Pero allá va, sin rendirse nunca, sin dejarse avasallar, llevando por doquiera los alientos de la idea generosa.
La labor del pensamiento ha sido y es una labor fructífera. En el siglo XVI dió vigor un principio de certeza para la verdad, pero aun mejor en el siglo XVII, que al simplificar y clasificar las funciones intelectuales abrió mayor campo a la investigación. Desde entonces avanza con más ahinco regando por el mundo la semilla prolífica de la idea, que germina fresca y lozana en el corazón de los hombres que aman el bien común. su paso, el pensamiento ha tropezado con los problemas de la conciencia y del mundo, de la ciencia y de la sociedad, y ha emprendido la ruta que lo lleva trabajar por establecer la unidad, por desterrar la discordia entre 2578 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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