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La Kleptomania d 1 со ad co ha ro nil cu de ra ul ha he un qu Los tenderos, dueños de bazares, de montepios y algunos vendedores de muchas cosas útiles, etc. etc. ponen el grito en el cielo, quejándose de las mujeres ladronas que, rien dans la main, rien dans la poche, hacen desaparecer con rapidez pasmosa toda clase de baratijas y las colocan cariñosamente debajo de los complicados repliegues de sus vestidos, de cuyos nombres técnicos haremos gracia al lector por. ignorarlos.
Los diarios de la capital dan cuenta continuamente de hechos de tal naturaleza en sus crónicas sensacionales, para poner sobre aviso los honestos comerciantes, para estimular la actividad policial y digámoslo francamente para divertir sus lectores.
En París también cuecen habas. como, por otra parte, en todas partes del mundo pues ha sido necesario establecer una vigilancia especial en las exposiciones de objetos que de tal modo tientan las mujeres, para evitar que, en un abrir y cerrar de ojos, queden éstas (las exposiciones) vacias.
Lo que, naturalmente, llama más la atención es que algunos de estos pequeños robos son llevados cabo por personas que ocupan una elevada posición social y que han recibido, en el seno de sus familias, una esmerada educación. Además sus recursos pecuniarios no explican el escamoteo de pequeñas baratijas. Cuántos apellidos ilustres figuran en la larga lista de señoras rateras. Es necesario, pues, en estos casos excepcionales, tanto por la forma en que se comete el hecho, como también por la falta de móvil, buscar su explicación, no ya en la mayor o menor dosis de cultura social de honradez, sino en plena patologia mental; es necesario considerar el acto como dependiendo de un trastorno psíquico y no como un vicio vergonzante.
En un gran número de degenerados y débiles de espíritu yue se ha dado en llamar hereditarios como los imbéciles, cretinos, idiotas, etc. existe una tendencia manifiesta al robo, pero efectuándose aqui, de una manera inconsciente y maquinal obedeciendo un reflejo automático (automatismo cerebral. del que el sujeto no se da cuenta generalmente: perdiendo hasta el recuerdo del acto inmediatamente después de ejecutado.
Fácil es, en este caso, como se comprende, llegar el diagnóstico médico legal, pues en estos desgraciados hay alteraciones mentales profundas que pronto se descubren y que el más ligero examen pone de manifiesto.
En la demencia, forma terminal de tantas psicosis, y en la parálisis general, en su primer período, encontramos también la misma tendencia al robo señalada, pero efectuándose como en el caso anterior, de una manera torpe y mecánica y ligada otras perturbaciones psíquicas notables, En esta última enfermedad existen otras rarezas de carácter que llevan al diagnóstico, como ser: delirio de las grandezas, expresiones bajas y groseras en el lenguaje, que no existían antes, falta de delicadeza y consideración con los demás, etc. ete. Vienen después los síntomas físicos: temblor de los labios y de la lengua, desigualdad pupular, ete. que confirman el diagnóstico y completan el cuadro sintomático de la grave afección que nos ocupa.
Aquí, como en los casos anteriormente señalados, se trata simplemente de un sintoma de enfermedades graves; de una de las tantas manifestaciones psicopáticas que concurren, con muchas otras, de carácter psiquieo y somático, revelar una alteración completa en las funciones cerebrales.
Pero donde el estudio de este fenómeno se hace más interesante y más delicado es en los casos en que se presenta de un modo aislado y no ya rodeado de un cortejo de síntomas definidos.
En este caso especial al que se ha dado el nombre de Kleptomania y el que y motiva, en parte, las quejas de los negociantes que nos hemos ya referido.
La kleptomania, con la piromania (impulsión incendiaria. la dipsomania (impulsión a la bebida, etc. forma parte del cuadro de las monomanias de Esquirol, tan disentidas en los tiempos modernos, que se caracterizan por la falta de móvil y por su naturaleza impulsiva.
Ciertas personas se ven periódicamente asaltadas por un deseo vehemen2356 ch el se se pr se tu nd es da lit da 51 ca qu 311 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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