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2 res, de montepios y algunos vendedores de el grito en el cielo, quejándose de las murin, rien dans la poche, hacen desaparecer aratijas y las colocan cariñosamente debajo vestidos, de cuyos nombres técnicos harerlos.
tenta continuamente de hechos de tal natupara poner sobre aviso los honestos coad policial y digámoslo franeamente para pas como, por otra parte, en todas partes establecer una vigilancia especial en las ex tientan a las mujeres, para evitar que, en is (las exposiciones) vacías.
nás la atención es que algunos de estos pepersonas que ocupan una elevada posición sus familias, una esmerada educación. Adeblican el escamoteo de pequeñas baratijas.
uran en la larga lista de señoras rateras!
sos excepcionales, tanto por la forma en que or la falta de móvil, buscar su explicación, cultura social de honradez, sino en plena derar el acto como dependiendo de un trasrgonzante.
erados y débiles de espíritu que se ha dado Eciles, cretinos, idiotas, etc. existe una teniándose aqui, de una manera inconsciente y itomático (automatismo cerebral. del que el :perdiendo hasta el recuerdo del acto inse comprende, llegar el diagnóstico médihay alteraciones mentales profundas que ero examen pone de manifiesto.
tal de tantas psicosis, y en la parálisis geamos también la misma tendencia al robo el caso anterior, de una manera torpe y iones psíquicas notables, cisten otras rarezas de carácter que llevan las grandezas, expresiones bajas y groseantes, falta de delieadeza y consideración espués los síntomas físicos: temblor de los pupular, etc. que confirman el diagnóstico de la grave afección que nos ocupa.
riormente señalados, se trata simplemente ves: de una de las tantas manifestaciones has otras, de carácter psiquico y somático, las funciones cerebrales.
fenómeno se hace más interesante y más senta de un modo aislado y no ya rodeado ha dado el nombre de Kleptomania y el que negociantes que nos hemos ya referido.
ania (impulsión incendiaria. la dipsomania arte del cuadro de las monomanias de Es.
modernos, que se caracterizan por la falta va.
icamente asaltadas por un deseo vehemenre de apoderarse de lo ajeno (generalmente de un objeto determinado. deseo ue no puede dominar y que tiene todo el enrácter de una impulsión irresisti. un ar real (angustia, palpitaciones, sudores profusos, ete. estado anormal que deaparece una vez que se ha satisfecho el deseo que lo motiva.
El acto aqui se realiza con plena conciencia del sujeto, pero éste al realiarlo, obedece fuerzas internas superiores a las que puede desplegar en consa, solicitaciones imperiosas que lo arrastran fatalmente y malgré tui. Se ncuentra en las condiciones del hipnotizado quien, durante el sueño, se le ha rdenado que una vez despierto ejecute tal o cual acto, reñido, veces, con su nodo de pensar y de sentir, y que lleva a cabo ciegamente, Obligado el enfermo cometer, por causas que ignora, lo que él mismo considera un delito, trata de sustraerse, ocultándose, al castigo que se supone acreedor, dándose entonces el caso curioso de individuos que llenan el forro del colchón las profundidades de un baúl de objetos inservibles y de los que no han de hacer uso jamás.
Se cita, entre otros casos el de una señora que tenia gran afición por la ropa de los recién nacidos (hay que advertir que no tenía familia) y se entretenia en hacer panoplias de calcetas, gorritas y baberos en las paredes de su cuarto, siendo todos estos artículos adquiridos sin pasar por la enojosa tarea de revisar la cuenta de preguntar el precio.
Estos enfermos, cuando se ven descubiertos, se avergüenzan y se declaran culpables, prometiendo reformarse, lo que consigten veces, no gracias un esfuerzo personal, sino durante los peri dos de remisión de su enfermedad.
hasta que un nuevo acceso viene dar en tierra con los proyectos y el mismo hecho se reproduce.
Estas impulsiones son tan poderosas que Ball en sus lecciones de patologia mental, cita el caso de un dipsómano que experimentaba periódicamente una vehemente necesidad de embriagarse, lo que efectuaba con tal entusiasmo que quedaba en el estado más desastroso que pueda imaginarse.
Pues bien, este enfermo persona educada inteligente cuando sospechaba, por ciertos signos prodrómicos, que estaba próximo el acceso, se presentaba él mismo en un asilo de alienados solicitando su propia reclusión, a fin de evitarse de esa manera sus malos tragos; tentando, pues, presa del delirio, toda clase de medios para comprar sus guardianes y entregarse excesos alcohólicos.
Lo que contribuye a veces, obscurecer el diagnóstico y hace hesitar al médico encargado del reconocimiento, es que muchos hechos se producen con premeditación comprobada y el enfermo ha tomado inteligentementu toda clase de precauciones para asegurarse la victima y ocultar el delito. Sólo al estudio minucioso del hecho, producido siempre en circunstancias extrañas y que no está de acuerdo con los antecedentes del sujeto y del examen detenido de este mismo, pueden proyectar luz en uua cuestión tan obscura y delicada.
Medítese después de esta rápida exposición, y se verá con cuanta facilidad pueden dar margen hechos análogos errores judiciales y medicos, en delitos tan comunes como el hurto y ser condenados como delincuentes, desgraciados, sujetos accesos patológicos y, por consiguiente, irresponsables.
No siempre se puede saber si el acto ha sido cometido bajo la acción de in trastorno psíquico o en pleno dominio de las facultades intelectuales: problema difícil, para resolverlo se necesita una larga práctica en la clinica menal y una investigación escrupulosa de los hechos y del acusado.
Cuántos ladrones reincidentes dormirán en este momento en la cárcel. en ez de tratarse convenientemente en un hospicio!
Por otra parte, es bueno tener en cuenta que toda causa atenuante que se descubre, con el progreso de la ciencia, es una puerta abierta para que se escapen por ella los verdaderos delincuentes que tratan de evadir el justo castigo que se merecen.
Por eso no desconocemos, con todo esto, que en la inmensa mayoria de os casos se trata de mujeres que son llevadas escamotear lo ajeno por razos de economia domestica otras consideraciones más o menos cómodas, que en completamente fuera del dominio de la patologia mental.
Buenos Aires Dr. Cupertino del Campo 011 ΤΣ Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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