Guardar

Fiesta social En el mar Para Páginas Yusiradas El domingo las doce del dia, todo el San José elegante vistió de gala y se dirigió a la iglesia del Carmen, donde habla de verificarse la boda de la señorita Elena Durán con el caballero don Guillermo Tinoco.
Nosotros vimos descender del carruaje Elenita, cuya belleza se magnifi caba soberanamente con el traje blanco, prendido de azahares; con paso suave subió las gradas acompañada de su padre y entró serena en la penumbra olorosa incienso del tempo, mientras del coro se desgranaban tembladoras, como un salutaris. las notas apasionadas de la marcha nupcial de Mendellson.
Sublime momento que no podrán olvidar jamás Elenita y Guülermo, aquel en que atravesaron las naves del templo para ir a la presencia de Dios en su santuario ratificar ante Él las promesas inquebrantables que mil veces se habian hecho ya en los minutos acariciantes en que el amor bate sus alas en el recinto de las almas.
El señor Obispo de la Diócesis, Doctor don Juan Gaspar Stork, Ofició la ceremonia; el templo estaba completamente lleno de nas y caballeros dando aquellas con sus atavios elegantísimos, en el recinto sagrado, el tono de una complicada floración llena de belleza, de colores y de perfumes. En todos los labios vibraba la congratulación, en todos los pechos el regocijo legítimo que se experimenta al contemplar la dicha de amigos quienes se quiere con los más puros afectos del alma, Las Ave Marias cantadas por el tenor con Alejandro Aguilar y por la lipie señorita Zelmira Segreda, fueron el digno final de la ceremonia religiosa y el desfile se inició enseguida, dirigiéndose toda la concurrencia a la casa del Doctor Durán, donde habla de tener lugar la recepción.
Ya en la casa que pronto habrían de abandonar para ir a formar un nuevo hogar, que tendrá de grande y de ejemplar el sello de dos nobles estirpeslos jóvenes esposos recibieron las felicitaciones de parientes y de amigos y luego la concurrencia fué espaciándose por los salones bellamente decorados, por los corredores y por los jardines; había alborozo general, regocijo unánime que hervía en los corazones al compás del champagne en las copas que en alto se levantaban como señal nativa de dicha y de bienandanza.
El Doctor Durán, su dignísima esposa y sus hijas hicieron los honores de la festa con la distinción y el tono que es norma de esa familia que brilla en primer término en nuestra sociedad: en la cantina y en los servicios todos se ostentaba el sello de la más completa esplendide.
Los presentes regios que los nuevos esposos recibieron son el mejor testimonio de las muchas simpatías de que disfrutan; había entre ellos joyas magníficas, obras de arte y cuanto puede evocar bellos recuerdos que de seguro ellos añadirán a los muchos que se conservan en su memoria. las cinco de la tarde terminó la fiesta y partieron para Ties Rios Guillermo y Elersita, llevándose tras si los mejores deseos de sus amigos que esperan que en la nueva iaz de su vida sólo encuentren nuevos triunfos, alegria y felicidad. Qué sucede? pregunté acercándor ban ai mayordomo del vapor. Ha muerto un niño, me dijo, de ea segunda, y advertía estos señores que al agua, se efectuará en la tarde, eso de espectáculo, que es a la par triste in produciendo general emoción.
Sucede en el mar como en las cárce sa espontaneidad, todos corremos el mism un peligro probable, nos acercamos los un pidad del iniedo.
En el mar no se conocer los misant encontramos desde que la nave deja el pu pone en las almas como sed de carifio, un cia de la más franca sinceridad.
Volviendo al caso concreto, repito que ánimos.
Hasta las más encopetadas missis ba mando por ella vivo interés, como si se trat Por lo que a mi toea, sentí hondamei supe las circunstancias especiales de la pob naba la vida tocando violin: la madre, una grandes, echaba las cartas diciendo la buenaños, bailaba tarantelas al són del violín, o derefa. Una desgraciada familia vagabund de su sangre latina. El mauertecito era el úl cía apeuas cinco meses, Estos detalles me los daba la madre, nin en su regazo el pequeño cadáver.
Al fin de la comida y cuando ya ſhame el capitán que certificéramos con nuestras fir sentaría después del entierro del niño, y que aquél bordo, de muerte natural, y de haber Sin excepción alguna nos reunimos tod mo a las cinco y media, para esperar la hora schloras siempre amantes de la forma, se ing con cintas y flores de trapa arrancadas a su y coronas. Venían bordo como quince niño negro en el brazo y se les dividió en dos hilera pasar el cadáver.
Apenas apareció éste sobre cubierta el máquina fué parada en el acto.
Hubo un detalle verdaderamente con dentro de la caja del violín del viejo.
Un marino de cara hosca y barbudo, a peraba con una cuerda en la mano, al extremo la de hierro.
Todos estábamos con las cabezas descut mento en el que se indicaba el nombre del mue que espresaba la enfermedad de que había sic 2304

    France
    Notas

    Este documento no posee notas.